El significado de la Santa Cena

Su carne soportó todas nuestras dolencias y enfermedades.

Cuando el Señor Jesucristo determinó que el pan bendecido y partido para sus discípulos era su cuerpo, estaba mostrando el real sentido de su vida física, esto es, Su vigor, Su salud, partidos en favor de todos los que le aceptan como su Señor y Salvador, a fin de que vengan a ser parte de su propia naturaleza, gozando de la misma salud física de la que Él gozaba. Además, es exactamente lo que expresó el profeta Isaías:

“Ciertamente, llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores…” (Isaías 53:4).

Su carne soportó todas nuestras dolencias y enfermedades. En consecuencia, no tiene sentido que lo estemos. Satanás no tiene más derecho de ejercer dominio sobre nuestro cuerpo físico, porque éste tiene la misma naturaleza de nuestro Señor Jesucristo, por la fe, en la participación del pan de la Santa Cena. Como dijo Jesús, “… este es mi cuerpo” (Marcos 14:22).

De la misma forma el vino, después de bendecido, fue dado por Jesús a sus discípulos, diciendo:

“… porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para perdón de los pecados” (Mateo 26:28).

Note que no puede haber carne sin sangre, por eso la consideramos tan importante como al pan, ya que recuerda el derecho a la vida eterna adquirido por todos los que creen en el Señor Jesucristo.

Esta nueva y última alianza pone definitivamente al cristiano delante de Dios Padre, en la posición de real y verdadero hijo, con obligaciones, pero con las regalías y privilegios, incluso el poder de dirigirse a Dios tal como lo hizo el Señor Jesús y, sobre todo, el derecho de recibir la plenitud del propio Espíritu de Dios.

Esta alianza de la que habla el Señor Jesús podemos compararla a la que los novios hacen el día de su boda. En este día, el novio deja de ser dueño de su cuerpo al igual que la novia del suyo. El joven, al hacer la alianza (casamiento), está diciéndole que, a partir de ese momento, su vida girará en torno a ella, que la voluntad de uno será la del otro, que será fiel hasta la muerte. La novia dejará la casa de sus padres y se unirá al marido, sometiéndose sólo a él, cuidará de él más que de ella misma. Por lo menos es lo que debe suceder de acuerdo con las normas cristianas.

La alianza que el Señor Jesús hizo a través de su sangre implica las mismas, y aún mayores responsabilidades de ambas partes, tanto del Señor como nuestra.

Teniendo en vista estos conocimientos preliminares al respecto de la Santa Cena, debemos preparar nuestros corazones para que cuando seamos partícipes de la misma tengamos un sentimiento completo de gozo y alegría en el Espíritu Santo por todo lo que ella representa y significa para cada uno de nosotros.

La Cena del Señor anuncia todo el ministerio glorioso de Nuestro Señor Jesús, Sus sanidades, milagros extraordinarios, Su compasión e interés por los pobres y oprimidos, además de marcar Su magnífica y gran victoria sobre el diablo y todos sus demonios en Su muerte y resurrección al tercer día.

En resumen, podemos considerar que, de la misma forma por la cual el cuerpo del Señor Jesús, simbolizado por el pan, nos da la total salud física, también su sangre, representada por el vino, nos da la salud espiritual.

Mensaje substraído de: En Los Pasos de Jesús (autor: Obispo Edir Macedo)

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