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La reina perversa

Mujer

La reina perversa

Cuando se oye hablar de que la mujer puede tanto levantar a un hombre como derrumbarlo, muchos piensan que es una exageración. La Palabra de Dios da varios ejemplos de esos dos tipos de mujeres, pero existe una que, aunque no sea muy conocida, hizo cosas horribles en Israel. Esta mujer, llamada Atalía, pertenecía a la familia real, lee (2 Crónicas 22). Era la nieta de uno de los reyes de Israel cuyo reinado fue un fracaso. Más tarde, se casó con un rey de Israel y tuvo un hijo llamado Ocozías, que se convirtió en rey después de la muerte de su padre.

Siguiendo el ejemplo de su padre y de su madre, Ocozías no temía a Dios e hizo lo quera malo durante su reinado. Como consecuencia, murió siendo todavía muy joven. Atalía, a su vez, no estaba dispuesta a perder su popularidad.  Todo el lujo que tenía en su palacio era demasiado bueno para que pudiese dejarlo, por eso decidió matar a todos los herederos reales y asumir el trono. ¡Exactamente! ¡Matar a niños inocentes a cambio de más poder! Aparentemente, aquella mujer había enloquecido. No se preocupó con las consecuencias de sus actos, que ciertamente la harían quedar muy mal delante de todo el pueblo de Israel y delante de Dios.

Tengo la seguridad de que Atalía nunca imaginó que un día llegaría al punto de matar para tener que mantener su reinado. No tuvo una infancia difícil, pues nació en cuna de oro, tenía de todo. Tuvo la mejor educación y también lo mejor de todo lo que había en el reino, pero nada de eso fue suficiente para convertirla en buena persona.

La verdad es que la mujer que no se conoce, no sabe de lo que es capaz.  No se puede saber cuál será su reacción en determinadas situaciones y, esto, muchas veces ¡es aterrador! Cuando estamos a su lado, es como si caminásemos sobre huevos. Sus sentimientos nunca se conocen. Un día le caes muy bien, otro día, te odia.  Al final de cuentas, ¿quién es esa mujer? Ni ella misma lo sabe, por eso ¡no te sorprendas!

Sólo debemos esperar algo bueno de una mujer cuando se conoce a sí misma – y esta cualidad, solamente la tiene la mujer de Dios. Hay muchas mujeres por el mundo que afirman conocerse a sí mismas muy bien, pero eso no es verdad.  Si se conociesen a sí mismas, sabrían que la mejor cosa que pueden hacer es conocer a Dios. Intentan tener éxito de todas las maneras y sin la ayuda de Dios, y acaban frustradas.

La mujer de Dios se conoce a sí misma. Sabe lo que el futuro le reserva, no porque sea una vidente, sino porque es lo que su fe le prepara para los próximos días. Nada ni nadie puede quitarle esa convicción de su interior porque es algo que viene de lo alto.

Si tú deseas tener esta misma convicción, basta con ir hasta la Fuente: tú Creador.  A cambio, Él hará de ti la persona que planeó desde el principio.

Continuará…

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Autor: Cristiane Cardoso

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