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Los científicos alertan del riesgo de grandes inundaciones en California

El cambio climático está aumentando la probabilidad de oleadas de tormentas torrenciales en el Estado.

Los científicos alertan del riesgo de grandes inundaciones en California

Los científicos han añadido otro augurio catastrófico al del terremoto en el Estado más poblado de Estados Unidos: megainundaciones, con secuencias de tormentas que descargarían a lo largo de 30 días.

El problema con el que lidian habitualmente los californianos es la sequía. La de este año está siendo especialmente dura y ha obligado a imponer drásticas restricciones al consumo. El cambio climático, sin embargo, está aumentando el riesgo de fenómenos meteorológicos extremos, como han puesto de manifiesto este mes las lluvias torrenciales en Death Valley, el lugar más seco del país. La lluvia caída allí no es nada al lado de la que pueden dejar en el futuro oleadas de tormentas procedentes del Pacífico, advierten los científicos.

Science Advances, publicación establecida en 2015 sobre ciencia y otras diversas disciplinas, señala en un artículo que “el cambio climático ya ha duplicado la probabilidad de un fenómeno capaz de producir inundaciones catastróficas, pero es probable que se produzcan aumentos mayores en el futuro debido al continuo calentamiento”. Los investigadores climáticos Xingying Huang y Daniel L. Swain han estudiado las características físicas que tendrían secuencias de tormentas extremas en el peor escenario posible capaces de dar lugar a condiciones de megainundación, utilizando una combinación de datos de modelos climáticos y modelización meteorológica de alta resolución.

En realidad, California ya ha sufrido inundaciones gigantescas. Ha habido episodios de lluvias prolongadas a intensas el siglo pasado, pero la referencia histórica que han tomado los científicos es la de la gran inundación de finales de 1861 y comienzos de 1862. Se trató de una secuencia de tormentas invernales de semanas de duración que produjo una inundación catastrófica generalizada en prácticamente todas las tierras bajas de California, “transformando el interior de los valles de Sacramento y San Joaquín en un mar interior e inundando gran parte de la llanura costera, ahora densamente poblada, en los actuales condados de Los Ángeles y Orange”, recuerdan.

La costa Oeste de Estados Unidos es lugar de paso habitual de ríos atmosféricos procedentes del océano Pacífico, en concreto del área situada al norte de las islas de Hawaii, y más intensos en los años de El Niño (fenómeno o evento de origen climático relacionado con el calentamiento del Pacífico oriental ecuatorial). Son bandas de humedad concentrada en la atmósfera que transportan vapor de agua y agua en forma de nubes.

Los ríos atmosféricos pueden llegar a transportar un flujo de agua mayor que el de cualquiera de los grandes ríos de la Tierra. Al llegar a California, esos ríos de humedad en forma de nubes chocan con las montañas, se elevan y al enfriarse el vapor de agua se condensa provocando lluvias.

Los científicos alertan de que ese riesgo no se está valorando del todo y, sobre todo, de que está aumentando por el calentamiento global. “Nuestros resultados demuestran que las secuencias de tormentas invernales extremadamente severas, que antes se consideraban eventos excepcionalmente raros, es probable que se vuelvan mucho más comunes bajo las trayectorias climáticas futuras”, señalan los autores del artículo.

A diferencia de los terremotos, que la ciencia no ha sido capaz aún de anticipar con antelación, la secuencia de ríos atmosféricos se verá venir. En caso de que suceda, habrá posibilidad de advertir del riesgo con unos cinco días de antelación para prepararse y mitigar los daños.

 

Fuente Consultada: The L.A. Times

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