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La maldición hereditaria nos llevó a vivir dominadas por el odio

Testimonio de la familia Soto

La maldición hereditaria nos llevó a vivir dominadas por el odio

La señora Rosy Soto creció en un hogar lleno de violencia y perdida. Ella nos comenta más al respecto:

– A causa de la muerte de mi mamá y la falta de mi padre, crecí en la casa de otro familiar. Aunque fui recibida por ese familiar, notaba una diferencia de trato con mi prima y conmigo. Me sentía rechazada y era constantemente golpeada. Eso causó que tuviera odio en contra de este familiar.

-El tiempo pasó y tuve una hija. Infelizmente, al igual de lo que viví en la niñez, Sherry no conoció a su padre. La misma maldición que actuó en mi vida, transcendió en la vida de ella. De la misma manera que sufrí ella llegó a sufrir. Yo también la golpeaba ya que intentaba tratarla de la misma forma como yo fui tratada. Eso causó que Sherry fuera rebelde, al punto de tener odio en contra mía. Aún viviendo en la misma casa, no existía ningún tipo de relacionamiento y lo que dominaba era el odio que había adentro de nosotras.

Sherry, la hija de la señora Rosy, también llegó a sufrir de esta maldición. Ella nos comenta:

-Siempre me sentía sola y con tristeza por no haber crecido sin una figura paterna. Llegué a pensar que la ausencia de él era a causa mía. Pero también culpaba a mi mamá por él haberse ido con otra familia. Consecuentemente, crecí con mucho odio y rencor.

-Hacía todo lo posible para no estar en casa y no convivir con mi mamá. Intentaba buscar la atención y el cariño que no obtenía en casa con amigos que me introdujeron a los vicios. Pero, la situación se tornó de mal a peor al punto de vernos como enemigas.

En medio de esa situación, la señora Rosy, en la programación televisiva de la Universal, vio un testimonio de una persona que pasó por algo similar a lo que ella padecía. Tomó la decisión de participar de los servicios de fe. En la primera reunión, ella sintió una paz interiormente y eso le dio la fuerza para continuar luchando.

Gracias a Dios, la vida de la señora Rosy al igual que Sherry fue transformada. Hoy ambas viven en armonía y paz. El odio que antes dominaba la vida de ellas se tornó en amor y respeto. Lograron destruir la maldición y adquirieron la bendición hereditaria a través de la fe.

Si usted y su familia han sido víctimas de una maldición hereditaria, acompáñenos este día domingo a las 9:30am donde será realizada la oración de fe para la destrucción de toda maldición. Venga a determinar la bendición hereditaria en su vida. No falte este domingo en el Templo de los Milagros, 625 S Bonnie Brae St, entre la calle Wilshire y 6 en Los Ángeles, California, o en la Universal más cercana a usted.

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