Todo el mundo es tímido por alguna cosa (parte II)
Vea lo que hay de bueno en usted y deje que eso brille
Conmigo también es así. Superé mi timidez de la misma forma que superé mis miedos: haciendo lo que tengo miedo de hacer. La timidez es una forma de miedo; y la única manera eficaz de lidiar con un miedo es enfrentarlo. Así usted descubre que, la mayoría de las veces, no había razón para temer.
Si cuento cuán tímida era, usted no va a creerlo. Yo era el tipo de persona que solo lograba hablar con otra si alguien más se juntaba a nosotros. Me ponía tan colorada que mis ojos llegaban a lagrimear. Manchas coloradas se formaban en mi rostro y cuello revelándole a todo el mundo cuán avergonzada estaba. Sin contar que me trababa con mis propias palabras… era horrible. Durante mucho tiempo sufrí así. Dejaba de acercarme a las personas, de decir lo que quería decir e incluso de ser simpática. Las personas llegaban a pensar que yo era orgullosa y arrogante solo porque era seria, pero lo que no sabían era que mi seriedad era una forma de esconder la timidez que tanto odiaba.
“Hasta que un día, comencé a resistir a esa timidez. Hablaba con las personas aun pareciendo un tomate y aun sabiendo que se iban a reír de mí después. No fue fácil, y no fue de la noche a la mañana que logré dejar de ponerme colorada; creo que hasta hoy a veces sucede eso, pero no lo siento más.
Si tengo miedo de conversar con alguien, voy y empiezo la charla. Si tengo miedo de hablar en público, voy y hablo. Si tengo algún miedo causado por una mala noticia y comienzo a ponerme nerviosa o ansiosa, uso mi fe y oro a Dios. Inmediatamente ese miedo pasa.
Aprendí también que ser tímido es resultado de una visión pobre de sí mismo. Usted se ve pequeño y, por eso, no cree que tiene mucho que ofrecerle a nadie. Esa visión es una mentira. Todo el mundo tiene algo que ofrecer. Y no ofrecer lo que usted tiene para añadir al mundo es un egoísmo y una tragedia muy grande. Tantas personas eligen compartir lo peor de sí mismas en este mundo y son tan valientes para eso… ¿Por qué yo no sería valiente para compartir lo que hay de bueno en mí? Eso me
ayudó a neutralizar mi timidez cuando fue necesario y hoy no dudo en tomar actitudes que la mayoría no tiene coraje de hacer.
Cambie su visión de sí mismo. Vea lo que hay de bueno en usted y deje que eso brille. Bendiga a las demás personas con lo que usted tiene. No sea egoísta.
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