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Su fuerza parte III

Su fuerza parte III

Jezabel y Acab- Acab,rey de Israel, hizo lo que era malo delante del Señor, más que todos los que estuvieron antes que él: “Porque le fue ligera cosa andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, y tomó por mujer a Jezabel, hija de Et-baal rey de los sidonios, y fue y sirvió a Baal, y lo adoró” (1 Reyes 16:31).

Jezabel, reina de Israel, era verdaderamente quien dominaba a través de su marido. Fue ella quien juró matar al profeta Elías; ella escribía cartas a nombre de Acab, y las sellaba con el sello real. Así, mató a todos los que se atravesaban en su camino. La Biblia dice que:

Ninguno fue como Acab, que se vendió para hacer lo malo ante los ojos del Señor; porque Jezabel su mujer lo incitaba” (1 Reyes 21:25).

La mujer de Job.–Después que Job perdió a sus hijos, todos sus bienes y hasta su salud, su mujer se aproximó a él y dijo: “¿Aún retienes tu integridad? Maldice a Dios, y muérete” (Job 2:9). Está claro que Job no siguió su consejo: al contrario, la llamó fatua y le dio una bella lección: “… ¿qué?, ¿recibiremos de Dios el bien, y el mal no lo recibiremos? En todo esto no pecó Job con sus labios” (versículo 10). Y es bueno recordar que Job es el prototipo del hombre de gran paciencia, fe y prudencia y así pudo resistir las insinuaciones de su esposa.

Balaam instruyó a Balac, enemigo de Israel, a poner trampas delante del pueblo de Dios. Él dijo a Balac que enviase las más lindas jóvenes al campamento israelita no solamente para hacer que los hombres practicasen la prostitución, sino para comer también cosas sacrificadas a los ídolos, con el fin de provocar la ira del Señor.

De acuerdo con la instrucción de Balac, Balaam ejecutó el plan, y los hijos de Israel se prostituyeron física y espiritualmente con las mujeres enviadas por Balaam (Números 25:1, 2; 31:16).

Verificamos entonces que la fuerza de la mujer está en el poder de persuasión de su palabra, que tiene más fuerza que cualquier hombre. El lisonjeo de sus palabras es casi irresistible.

Una prueba de eso es el hecho de que casi siempre, la mujer consigue llevar a su marido y a toda su familia a la Iglesia; sin embargo, difícilmente el marido consigue hacer lo mismo.

También hemos notado que las viudas siempre consiguen educar a sus hijos y llevar a buen término sus casas, incluso sin que hayan tenido experiencia anterior en ese sentido. Los viudos, difícilmente consiguen lo mismo sin ayuda de una compañera, encuentran grandes dificultades para dirigir sus hogares, muchos de los cuales acaban deshaciéndose.

Continuará…

Libro: El Perfil de la Mujer de Dios

Autor: Obispo Edir Macedo

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