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Hasta que un día escuchó sobre la Iglesia Universal y se identificó con los testimonios dados
Desde tiempo atrás siendo Alfredo Gaona aun tan solo un niño tuvo que vivir largos días de dolor y sufrimiento, puesto que le tocaba ser testigo de cómo su padre maltrataba físicamente a su madre, quien estaba hundido en el terrible vicio del alcohol. En su interior fue cultivando un gran odio a su padre prometiéndose a sí mismo jamás perdonar todo lo que su progenitor le había hecho pasar tanto como a él como a su madre.
Alfredo creció perjudicado por tanta violencia inducida en el hogar por parte de su papá por lo que se había tornado en una persona con mucho miedo. Prefería encerrarse en su cuarto y cortar comunicación con todo, la depresión se sufría era tan aguda que no deseaba salir tan siquiera a recibir la luz del sol.
Hasta que un día que topó en la televisión con el programa de televisión de la Iglesia Universal así que sintiéndose identificado con los testimonios que ahí daban se animó a asistir a la iglesia más cercana a él. Confiesa que desde el primer día se sintió embargado por una gran paz en su interior por lo que desde ese momento y debido a su constante participación en los servicios fue como logró volver a dormir tranquilo.
Desde que Alfredo recibió al Espíritu Santo en su corazón renunció a todos aquellos hábitos que no dejaba nada buena para su vida dándole un adiós definitivo al alcohol y las drogas y se entregó en plenitud a la palabra de Dios quien ha restaurado su vida por completo librándose incluso de aquel que lleva incrustado dentro como una raíz.
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