Noticias | - 10:58 am
Y oí una voz del cielo que decía: Escribe: “Bienaventurados los muertos que de aquí en adelante mueren en el Señor”. Sí —dice el Espíritu— para que descansen de sus trabajos, porque sus obras van con ellos. (Apocalipsis 14:13).
Esta es la segunda de siete bienaventuranzas en el Apocalipsis. La primera fue al inicio: la bendición a los que leen, oyen y guardan las palabras de este libro. Aquí la bendición es sobre lo que mueren en la Gran Tribulación. Esta bendición enfatiza la angustia de aquellos días. Hoy en día, a pesar del mundo en el que vivimos, los salvos aún quieren vivir sus vidas plenamente hasta el fin. Pero, en aquellos días, la muerte será anhelada. No habrá ninguna alegría por estar vivo en esta Tierra. Por eso, la exclamación de la bendición sobre los que mueran en el Señor durante aquel período. Será un verdadero descanso y libramiento.
También es notable que las obras de los salvos “van con ellos” después de la muerte. Nada de lo que hacemos aquí es olvidado. Todo tiene y tendrá su valor en la dispensación de la recompensa para quien venció, como explicó el apóstol Pablo:
…Pero cada uno recibirá su propia recompensa conforme a su propia labor. Porque nosotros somos colaboradores de Dios, y vosotros sois labranza de Dios, edificio de Dios. Conforme a la gracia de Dios que me fue dada, yo, como sabio arquitecto, puse el fundamento, y otro edifica sobre él. Pero cada uno tenga cuidado cómo edifica encima. Pues nadie puede poner otro fundamento que el que ya está puesto, el cual es Jesucristo. Ahora bien, si sobre este fundamento alguno edifica con oro, plata, piedras preciosas, madera, heno, paja, la obra de cada uno se hará evidente; porque el día la dará a conocer, pues con fuego será revelada; el fuego mismo probará la calidad de la obra de cada uno. Si permanece la obra de alguno que ha edificado sobre el fundamento, recibirá recompensa. Si la obra de alguno es consumida por el fuego, sufrirá pérdida; sin embargo, él será salvo, aunque, así como por fuego. (1 Corintios 3:8-15).
¡Dios, en Su perfecta justicia, sabrá recompensar a los que Lo sirvieron bien! Note aquí la veracidad del dicho: “la mayor injusticia es la igualdad”. Dios les da la oportunidad a todos y no hace acepción de personas. Pero no trata a todos de igual manera, porque no todos Lo tratan de igual manera.
El Señor Jesús citó cinco situaciones que aumentan la recompensa de los salvos, y tres que la disminuyen.
Los salvos aumentan su recompensa:
Cuando son blanco de mentiras y persecuciones a causa del Señor Jesús (según Mateo 5:11-12)
Cuando aman a sus enemigos (según Mateo 5:44-46).
Cuando tratan a los profetas de Dios, discípulos y personas justas como tales (según Mateo 10:41-42).
Cuando hace el bien sin esperar nada de quien lo recibe (según Lucas 6:35).
Cuando ganan almas (según Juan 4:36).
Los salvos disminuyen su recompensa:
Cuando ayudan a los pobres solo para ser vistos por los hombres (según Mateo 6:1-4).
Cuando oran solo para ser vistos como piadosos (según Mateo 6:5).
Cuando se muestran afligidos por ayunar, como si quisieran que otros vieran su sacrificio (según Mateo 6:16).
He aquí, Yo vengo pronto, y Mi recompensa está Conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra. (Apocalipsis 22:12).
Continuará…
Libro: La Tierra va a Prenderse Fuego
Autor: Obispo Renato Cardoso
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