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La profecía y la recompensa

La profecía y la recompensa

También me dijo: No selles las palabras de la profecía de este libro, porque el tiempo está cerca. Que el injusto siga haciendo injusticias, que el impuro siga siendo impuro, que el justo siga practicando la justicia, y que el que es santo siga guardándose santo. — Apocalipsis 22:10-11 El ángel le ordenó a Juan que no sellara el libro donde escribió lo que vio y oyó. Esta orden indica que las profecías del Apocalipsis deben tener la más amplia divulgación en la iglesia, entre los siervos de Dios. El cristiano no debe permanecer ignorante a las revelaciones apocalípticas porque estas sirven como alerta para cuidar su propia salvación, además de la urgencia de llevarles la salvación a los perdidos, pues el fin está cerca. El Apocalipsis también nos da entendimiento sobre los tiempos y eventos pasados, presentes y futuros de la humanidad. A pesar de esta alerta, la mayoría de los cristianos trata al Apocalipsis como un libro sellado, y no se interesa por su mensaje. ¡Gran error!

Aquel que se considera de Dios tiene la obligación de divulgar las palabras proféticas del Apocalipsis, a fin de preparar espiritualmente a la Iglesia para recibir al Novio, el Señor Jesús. Al mismo tiempo que el ángel exhorta al apóstol a anunciar las palabras de la profecía, llama la atención de aquellos a los que les importan poco. Es como si el ángel estuviera diciéndoles a los impíos: “¡Continúen haciendo lo que les parezca mejor, pues, dentro de poco, verán y experimentarán los juicios que vendrán sobre la Tierra!” Es un recado directo a quien desprecia las profecías de este libro o duda de ellas, pues pagarán por ver.

He aquí, Yo vengo pronto, y Mi recompensa está Conmigo para recompensar a cada uno según sea su obra. Yo soy el Alfa y la Omega, el primero y el último, el principio y el fin. — Apocalipsis 22:12-13

Continuará…

Libro: La Tierra Va A Prenderse Fuego

Autor: Obispo Renato Cardoso