Noticias | - 12:25 pm
Comenzaremos una nueva serie donde reflexionaremos sobre la importancia de la oración y por qué uno debe mantener siempre esta disciplina.
La pregunta clave en este artículo es: ¿Qué es la oración?
Antes de continuar, quiero explicar que el acto de la oración tiene varios beneficios y significados espirituales. Sin embargo, no se ora por esas cosas; la oración es para construir y mantener una comunión con Dios.
Conversación:
La Palabra dice así: “Clama a mí y te responderé; te daré a conocer cosas grandes e inaccesibles que tú no sabes” (Jeremías 33:3). La oración, según la Palabra, es cuando uno tiene una conversación con el Señor. También explica que, cuando uno ora, Él le da discernimiento sobre cosas espirituales importantes. Incluso, el poder de la oración es tan grande que, en los momentos difíciles, Él le da a uno la respuesta necesaria y perspectivas diferentes que, tal vez en el momento, no entendíamos o percibíamos como una maldición.
Sin embargo, todos podemos tener una conversación con Él; pero, ¿serán las palabras que usamos de verdadero valor? Hay quienes solo oran repitiendo algo que está escrito, diciendo a Dios lo que el mundo les ha enseñado que es una oración o enfocándose únicamente en lo que necesitan. Pero la oración es una práctica personal y sincera. Recuerde, como fue explicado, la oración es un momento donde uno conversa con Dios; en otras palabras, es una comunicación directa con Él.
Sinceridad:
La Palabra nos enseña así: “Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te recompensará. Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por sus muchas palabras” (Mateo 6:5-7).
Si observamos los tres versículos, el Señor Jesús explica que el acto de la oración es algo profundamente sincero. La sinceridad que uno debe emplear es tan profunda que el acto de orar no debe realizarse para aparentar que se está haciendo. Sin embargo, no se malinterprete; es importante orar cuando uno asiste a la iglesia y a las congregaciones de fe. Lo que el Señor está explicando es que uno debe poner en práctica lo que está aprendiendo espiritualmente. Es decir, uno debe esforzarse por orar también en la privacidad, como parte de su relación personal con Dios. La oración es una disciplina constante donde uno crece en su relación con Él y aprende a comunicarse sinceramente. Por eso, es vital que cada palabra que uno le diga al Señor esté llena de honestidad y tenga verdadero valor.
Como se explicó al comienzo de este artículo, la oración construye y mantiene la comunión con Dios. Pero debemos entender que, cuando oramos, estamos teniendo una conversación con Él. Es decir, debemos tener temor hacia Él con sinceridad y dar valor a nuestras palabras para no pronunciar palabras vacías. El tema que se enfocó hoy fue la disciplina de tener una conversación sincera para que nuestra oración tenga significado y valor. La oración, en sí misma, tiene muchos más significados que se estarán abordando durante esta serie de reflexiones dedicadas a la oración. Así que reflexione y medite en la Palabra que se compartió en este artículo y pregúntese: ¿Será que estoy construyendo o manteniendo una relación con Dios a través de la oración? Si le cuesta responder esta pregunta, tome este tiempo para acercarse a Él, porque el Señor siempre lo está esperando.