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¡No caiga en este error o usted nunca, jamás tendrá un noviazgo blindado!
En contrapartida, cuando no está satisfecho consigo mismo, siente envidia de los bienes o logros de otras personas. Y en eso usted se distrae de las ricas cualidades que ya posee. Usted no muestra ser una persona que confía en sí misma, sino una persona extremadamente insegura.
Después de casarme con Renato, mi problema fue precisamente poner el enfoque en él, llevándome a pensar que, ya que él no me prestaba atención, yo no era tan interesante como pensaba. Dejé que mis sentimientos afectaran a mi autoconfianza.
Recuerdo las muchas veces que cambié mi apariencia solo para ver si, por lo menos, con el cabello diferente, conseguía un poco más de atención. Iba al shopping a comprarme ropa nueva para sentirme mejor, y vivía implorándole a Renato que me dejara hacerme una cirugía en la nariz (él no me dejó, ¡gracias a Dios!). En aquel entonces, dejé de vivir por lo que sabía y comencé a vivir por lo que sentía.
Solamente conquisté nuevamente la atención de Renato cuando volví a ser esa mujer que confiaba en sí misma con la que se había casado. Hablamos más sobre esto en el libro Matrimonio Blindado.
El hombre y la mujer necesitan la autoconfianza, pero la mujer tiene una razón extra para invertir en esa cualidad: el instinto masculino de cazador. Si la presa es demasiado fácil, él pierde el interés. Cristiane y yo hemos escuchado relatos patéticos de mujeres que se arrastran atrás de sus novios o maridos, mendigan atención y se rebajan ante ellos. Les envían trescientos mensajes de texto en un mismo día. Los llaman desde que raya el alba hasta lo más oscuro de la noche. Les dejan mensajes interpelándolos si no les responden. Vigilan los pasos de sus compañeros como si fueran detectives. Se lamentan por el comportamiento de sus compañeros con sus amigas. Lloran a la noche solas y se preguntan por qué no tienen la atención del hombre que aman.
¿Y qué logran estas mujeres? Migajas. Maltratos. Mentiras. Traiciones. Rechazo. Y el término de la relación.
¡No caiga en este error o usted nunca, jamás tendrá un noviazgo — mucho menos un matrimonio — blindado! La mujer que tiene autoconfianza conoce su valor y no acepta limosnas. Su valor viene de mirarse a sí misma a través de los ojos de Dios. Su autoconfianza viene de saber que no hay nadie en el mundo como usted, de reconocer su singularidad. Usted es única.
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