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Construyendo puentes (parte II)

Estas son solo algunas cosas que están siendo observadas y medidas por todos aquellos con quienes interactuamos todo el tiempo

Construyendo puentes (parte II)

Estas son solo algunas cosas que están siendo observadas y medidas por todos aquellos con quienes interactuamos todo el tiempo. Y estas son las cosas que “dan que hablar” y abastecen a las personas con informaciones sobre nosotros. Es lo que llamamos “la fama” de alguien.

Cuando las personas tienen cosas buenas para hablar acerca de usted, sienten placer de recomendarlo a los demás — no solo en el sentido de los negocios, sino también para amistad y relación. Puede verificar que todo “casamentero” — alguien que fue el “cupido” que unió a dos personas — se siente muy feliz y orgulloso de formar parte de aquella historia de amor.

Cada vez que Cristiane y yo le presentamos a alguien otro alguien es porque tenemos total confianza en la reputación de ambos. Eso nos da placer, alegría de ser este puente. Cuando se casan… ¡nosotros celebramos! Es un servicio gratuito que la mayoría de las personas está dispuesta a hacer por el puro placer de ayudar a alguien a quien admira.

Pero, ¿cómo un amigo se sentirá cómodo para presentarle a alguien o viceversa? Solo con una condición: que usted no lo haga pasar vergüenza. Imagínese la decepción de mi amigo si yo hubiera maltratado a Cristiane. Nadie le presenta una persona a otra si no tiene total confianza en su carácter y reputación. Ahí entra el marketing personal.

Me acuerdo de una persona con la que trabajé que quería encontrar a alguien para casarse. Conocí a un muchacho muy bueno e inmediatamente pensé en ella, pero enseguida pensé; “No, no se la voy a presentar porque ella es tan inestable, por momentos está bien, después está mal, tiene carácter fuerte… Después voy a ser yo la que va a quedar mal”. Y la persona ni se imagina… Ella se está arreglando, yendo al gimnasio, quedando más linda, ganando dinero, etc., pero no se da cuenta de que su actitud, su comportamiento, su manera de hablar y su perfil de Facebook (¡comenzando por la foto!) dan una impresión horrible. Intenté ayudarla, pero no le cayó bien. Su marketing sobre sí misma me impidió presentarle a alguien para una potencial relación.

Así como invierte en la carrera, en el trabajo y cuida su currículum (sus cualidades, realizaciones, etc.), tampoco debe descuidar su vida sentimental. Imagínese si se queda esperando a que una empresa lo encuentre. Nunca conseguiría un empleo, por mejor profesional que sea. Si actúa así en la vida sentimental, o mejor, no actúa, sino que está “esperando en Dios”, diciendo que “Dios va a honrar”, usted está equivocado. Dios nunca prometió traerle un marido o una esposa a nadie. Usted tiene que encontrar, buscar. Este buscar significa invertir en su vida sentimental como invierte en su carrera.

¿Qué mensajes ha enviado a través de su comportamiento, ropa, hábitos, amistades, publicaciones en Internet… cosas que hablan sobre usted y tal vez declaran contra usted?