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El Fruto del Espíritu Santo: La Mansedumbre

Te equivocaste en el trabajo y tu gerente general te lo señaló, pero tú no lo ves así.

¿Cómo podemos saber que el Espíritu Santo nos ha revelado la fe verdadera, la fe bíblica?

Te equivocaste en el trabajo y tu gerente general te lo señaló, pero tú no lo ves así. Además, él tiene todos los comprobantes para instruirte y orientarte. Aun así, esto no te agrada y empiezas a discutir con el gerente. Le dices a tu gerente que debería hacer su trabajo mejor y enfocarse en los demás porque tú sabes lo que estás haciendo. Tu gerente te explica que solo te quería hablar de manera amable para que aprendieras y no te equivocaras en otra ocasión. Aun así, lo ignoras, hablas sobre él y le dices que tú fuiste a la universidad para este trabajo.

Tu gerente se frustra, te manda a casa y te dice que sería mejor que reflexiones sobre la situación. Tomas tus cosas y te vas a casa, aun así, menospreciando a tu gerente.

En ese momento, te volviste arrogante, mi amigo/a.

¿Qué es la Mansedumbre?

La mansedumbre es un atributo de comportamiento humano que consiste en ser humilde y sumiso de temperamento. En algunos casos, la mansedumbre se puede ver como tomar órdenes sin protestar. Como el ejemplo al principio del artículo, el gerente solo quería dar un consejo, pero la otra persona se creía más educada y lista que el gerente. Si la persona solo hubiera tenido un poco de paciencia y humildad, se habría dado cuenta de que el gerente no estaba enojado, solo quería enseñarle al empleado para mejorar su trabajo.

Pero la mansedumbre se acaba en la vida, especialmente sin orientación.

Pero, ¿Qué es la Mansedumbre Verdadera?

Ese don es exaltado en la tercera bienaventuranza; una cualidad del carácter de aquellos que han de heredar la Tierra (Mateo 5:5).

La Mansedumbre es el resultado de una real humildad, debido al reconocimiento del valor ajeno y, como consecuencia, del despojo de uno mismo. Es decir, de la eventual superioridad.

Para el mundo cruel en el que vivimos, esa cualidad es despreciada frente a la sociedad corrupta. Pero cuando se tiene ese don es porque la persona parte de la única fuente de la gracia, que es Dios. En la Mansedumbre, vemos una sumisión respetuosa del espíritu humano al Espíritu de Dios, y también al propio hombre.

El más grande ejemplo de Mansedumbre en la Biblia aparte del propio Señor Jesús, es Moisés.

“Moisés era un hombre muy manso, más que todos los hombres que había sobre la tierra” (Números 12:3).

Y en este mismo capítulo comprobamos el Espíritu Manso de Moisés, que formaba parte de su carácter y que le impidió tomar medidas contra Miriam y Aarón cuando estos comenzaron a fomentar la rebelión del pueblo contra él. La manera cómo Moisés actuó frente a aquella situación lo hizo victorioso y honrado por el propio Dios. (Números 12:4-8).

Por otro lado, vemos el ejemplo del apóstol Pedro, que estuvo al lado del Señor Jesús en sus tres años y medio de ministerio. Pedro tenía actitudes contrarias a la Mansedumbre. Y cuando sucedió la prisión del Señor Jesús, sacó la espada que traía consigo e hirió al siervo del sumo sacerdote, cortándole la oreja, e inmediatamente recibió una reprensión de parte del Maestro:

Entonces Jesús le dijo: “Vuelve tu espada a su sitio, porque todos los que tomen la espada, a espada perecerán” (Mateo 26:52).

Quiere decir que Pedro creía que sus reacciones debían ser de la misma medida que las acciones de los otros contra él. No me sorprende, por lo tanto, que él mismo, después de tantas lecciones prácticas y desarrollo espiritual, pudiese escribir:

“Sino que sea lo que procede de lo íntimo del corazón, con el adorno incorruptible de un espíritu tierno y sereno, lo cual es precioso delante de Dios” (1 Pedro 3:4).

Además, lo que aprendemos ahora, teóricamente, tarde o temprano deberemos practicarlo. Si continuamos desarrollando nuestra fe. Por otra parte, es necesario despojarnos, de inmediato, de nuestras “espadas”, antes de ser consumidos por ellas. El cristiano celoso de su fe siempre busca presentarse frente a este mundo con “el buen perfume de Cristo”, es decir, a través de su conducta digna y sencilla, hacen mostrar al auténtico seguidor del Señor Jesús. Estas cualidades cristianas enriquecen. ¿De qué serviría predicar la Palabra de Dios, orar por los enfermos y los que padecen, participar de vigilias, ayunar y todo lo que constituye la obra de Dios, si las actitudes son acompañadas por una “espada” que en cualquier momento puede herir al otro?

Si usted o alguien que conoce desea encontrar  la Mansedumbre Verdadera, acompáñenos los miércoles con el estudio del Fruto del Espíritu Santo a las 7am, 10am, 4pm, principalmente 7pm en el 625 S Bonnie Brae St, Los Ángeles, CA 90057 o en la Universal más cercana a usted.

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