Cuatro cambios (Parte II)

No es necesario estar en la lluvia para decir que ama a la otra persona.

Quiero hacer un paréntesis aquí. Me dejaron de gustar las películas y los libros románticos porque entendí que todo eso solo sirve para conmover a mi corazón. Usted termina comparando a aquel personaje perfecto con su novio, que no hace nada de lo que el personaje hace. Eso no es bueno, porque comienza a idealizar y a creer que aquello es el ejemplo de un novio. En verdad, el autor imaginó a un hombre para hacer que las mujeres se emocionen. Y entonces usted cae en eso y se emociona, pero nada de eso es real. Lo real es mucho más simple. No es necesario estar en la lluvia para decir que ama a la otra persona. No son necesarias flores, chocolate o poesías de amor.

Usted debe imaginarse que, entre nosotros, profesores del amor, debe haber mucho romance. Pero la verdad es que nuestra vida es muy simple. Es simple, pero tenemos paz. Yo soy y me siento amada. Renato me cuida y es eso lo que necesito. Los chocolates y las flores puedo comprarlos.

A veces, enfocarse en esas cosas de Hollywood y de romances hace que usted le dé una importancia exagerada a lo que no hay en su relación. Entonces, deja de ver al hombre que la cuida, que la ama, que está allí a su lado y le es fiel.

Por eso comenzaron a dejar de gustarme realmente las películas románticas, me parecen incluso irritantes. Hoy me gusta mucho más una comedia o una película de acción que de romance. No estamos queriendo decir que usted no pueda verlas, pero mi alerta es porque sé lo que los romances me hicieron y lo que hicieron con mi matrimonio — y hacen con muchas mujeres. Es una especie de pornografía para la mujer. Hace que las mujeres idealicen a ese tipo perfecto, así como la pornografía hace que los hombres deseen a una mujer con un cuerpo perfecto. Es una cosa tóxica, puede creerlo.

Costó que yo comprendiera todo eso y entiendo si esa propuesta de racionalizar los sentimientos es difícil para que usted la procese. Nunca me olvido de la primera vez que fui sorprendida con esas enseñanzas en la práctica. Ya había oído hablar sobre ser más razón y menos emoción, pero creía que no era tan así…

Creía que era muy radical para que cualquier ser humano lo practicara.

Fue entonces que sucedió un episodio con mi hijo, que me decepcionó mucho. No sabía qué hacer. Me desesperé y caí en un llanto de amargura profunda que nunca había experimentado antes. No lograba dormir ni comer, solo llorar. Pasaba horas mirando por la ventana, las lágrimas cayendo por mi rostro, y viendo la repetición de lo que había sucedido miles de veces en mi mente.

Hasta que mi padre me mandó a que me detuviera. Realmente me mandó, con una firmeza que me sacudió. Sinceramente, en el momento creí que estaba siendo extremadamente insensible con mi dolor e, inicialmente, no acepté la reprensión. Pero después, cuando lo puse en práctica, no solo superé lo que había sucedido sino que también me convertí en una mujer mucho más fuerte en todas mis relaciones y en la vida. Todo porque dejé de seguir a mi corazón y practiqué seguir a mi razón.

Continuará…

Libro: Noviazgo Blindado

Autor: Obispo Renato y Cristiane Cardoso

Si le interesa lea también: Cuatro cambios (parte I)

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