¿Cómo vencer a satanás?

“Y oí una gran voz en el cielo, que decía: Ahora ha venido la salvación, el poder y el reino de nuestro Dios y la autoridad de su Cristo, porque el acusador de nuestros hermanos, el que los acusa delante de nuestro Dios día y noche, ha sido arrojado. Ellos lo vencieron por medio de la sangre del Cordero y por la palabra del testimonio de ellos, y no amaron sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte. Por lo cual regocijaos, cielos y los que moráis en ellos. ¡Ay de la tierra y del mar!, porque el diablo ha descendido a vosotros con gran furor, sabiendo que tiene poco tiempo”.  (Apocalipsis 12:10-12).

El arcángel Miguel y sus ángeles vencieron a satanás y a sus ángeles en el Cielo. Estos fueron, entonces, expulsados y lanzados a la Tierra. Ahora, los versículos anteriores nos presentan el secreto de cómo vencer a satanás y a sus demonios también aquí en la Tierra. Son tres armas a nuestra disposición, que necesitan ser usadas constantemente y en conjunto:

1) La sangre del Cordero: obviamente se refiere al sacrificio del Señor Jesús en la cruz y lo que eso significó para nuestra batalla contra satanás. Lamentablemente, la mayoría de los cristianos sabe que Jesús murió en la cruz, pero no tiene plena consciencia de lo que ese acontecimiento realizó en los campos espiritual y físico. Sobre eso, el apóstol Pablo les escribió a los colosenses:

“Habiendo cancelado el documento de deuda que consistía en decretos contra nosotros y que nos era adverso, y lo ha quitado de en medio, clavándolo en la cruz.  Y habiendo despojado a los poderes y autoridades, hizo de ellos un espectáculo público, triunfando sobre ellos por medio de Él”. (Colosenses 2:14-15).

¡El diablo fue decididamente vencido en la cruz! No hay ninguna condenación más para quien está en Jesús. El acusador continuará siempre acusándonos, intentado hacer que temamos a los fracasos y a los problemas, pero es un mentiroso. ¡Tome posesión de lo que esta sangre ya adquirió para usted!

2) La palabra del testimonio de ellos: incluye nuestra confesión de la Palabra de Dios, no solo de la boca para afuera, sino por pruebas inequívocas de que vivimos esta Palabra y creemos en ella. Note el énfasis en “testimonio de ellos”. Cada cristiano tiene que ser su propio testimonio de la fe que vive. Este testimonio no se trata de conquistas y bendiciones físicas como curas, prosperidad y otros. Se trata de testimonio de la calidad de fe, demostrada por el carácter, el comportamiento, la índole, los principios, los valores y también por las obras. No hay testimonio que no sea expresado. Por la tanto, su testimonio habla. Y si lo que habla es divino, vence al diablo. ¿Qué ha dicho su testimonio?

3) No amar sus vidas, llegando hasta sufrir la muerte: los antiguos cristianos pagaban con sus vidas por la fe en Jesús. No era una fe meramente social, conveniente, heredada de los padres, emotiva, que retrocedía por cualquier tribulación. Era tan fuerte aquello en lo que creían que estaban preparados para morir por esa fe. Así como el Cordero derramó Su sangre por ellos, también ellos estaban listos para derramar su propia sangre por Él. Solo quien nace de nuevo y es sellado por el Espíritu Santo tiene esta calidad de fe.

Continuará…

Libro: La Tierra va a Prenderse Fuego 
Autor: Obispo Renato Cardoso

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