Noticias | - 2:17 pm
"Ahora tengo paz, tengo seguridad, y sé que con Dios a mi lado puedo luchar contra cualquier adversidad"
Mi nombre es Abel Martínez, y mi vida dio un giro total gracias a la intervención de Dios, crecí en una familia que parecía estable, pero todo cambió cuando mi papá se fue de casa, esa separación fracturó mi mundo. Mi madre, a quien en ese momento culpaba por todo, se convirtió en el centro de mis reproches y acusaciones, el dolor me llevó a tomar decisiones equivocadas llegando a cometer hurto. En una de mis robos, estuve a punto de perder la vida, terminé en el hospital, con mi cuerpo y mi corazón más roto que nunca.
En la escuela, el bullying fue una constante por parte de compañeros quienes me hacían sentir inferior y, al no saber cómo manejar ese dolor, lo descargaba en mi familia. Me volví más agresivo, más distante, y mi relación con ellos se deterioró. Parecía que todo estaba perdido.
Pero un día, conocí la Iglesia Universal. Fue ahí donde escuché por primera vez sobre el Ayuno de Daniel y algo en mi corazón me decía que Dios podía llenar el vacío que sentía, mi vida había estado vacía por tanto tiempo, y finalmente entendí que sólo Él podía restaurarla. Decidí rendirme ante Él y permitir que el Espíritu Santo me guiara.
Dios transformó mi interior, ya no soy la persona que era antes, dejé de ser agresivo y de pelear con mi familia, ahora tengo paz, tengo seguridad, y sé que con Dios a mi lado puedo luchar contra cualquier adversidad. Mi vida ya no es la misma, y estoy agradecido por la oportunidad de seguir a Cristo y de ser una nueva creación en Él. Dios me dio la fuerza para superar mi dolor, y hoy vivo con propósito y esperanza.
Testimonio Abel Martínez.
Lea también: Desesperación, sufrimiento, y un milagro