Mi madre emigró a los Estados Unidos arriesgando su vida y dejándonos a mí y a mi hermano

Hoy sé que con Dios no existe ningún imposible porque mi vida antes era un caso imposible

Mis padres se separaron cuando era una niña. En búsqueda de una vida mejor, mi madre emigró a los Estados Unidos. Ella arriesgó su vida cruzando ilegalmente la frontera dejándonos a mi hermano y a mí al cuidado de mi abuela durante siete años. Dos años después, mi madre nos mandó a traer aquí ilegalmente a los Estados Unidos para que nos reuniéramos con ella.

–Siempre fui consciente de que debido a mi estado migratorio no podría disfrutar de los beneficios que este país ofrece a todos los que son nacidos aquí. Para mí era un caso imposible de ser posible. El tiempo pasó y de niña, solía soñar con ser médica o abogada cuando fuera grande, pero lamentablemente eso no pasaba de ser un simple sueño. Ni siquiera me atrevía a soñar más allá de graduarme de la preparatoria. Eso ya sería un gran logro, ya que ese no sería el caso, si me hubiera quedado en México.

–Al conocer la Universal, mi visión cambió aprendí a confiar en las Manos de Dios. Aquí me enseñaron a perder todos mis miedos e inseguridades. Por eso, siempre me esforzaba para tener buenas calificaciones.

–Los años pasaron y cuando llegó el momento de comenzar a aplicar para las universidades, empecé a tener miedo y tuve vergüenza de revelar que estaba aquí ilegalmente. Asistiendo más frecuente a los servicios fue donde escuché hablar del Poder del Espíritu Santo. Así fue cómo comprendí que lo que necesitaba para mi vida era tener el Propio Dios dentro de mi corazón.

–Mientras todo esto sucedía, buscaba formas para poder realizar mis sueños. Al graduarme de la preparatoria, comencé a trabajar en diferentes trabajos y fue ahí donde empecé a ahorrar dinero para ir al colegio.

–Trabajaba y ahorraba para pagar un semestre a la vez porque no me alcanzaba para más. El Espíritu Santo transformó mi vida se y fue ahí donde mi confianza en Dios se fortaleció como nunca antes lo había sentido. En esta época terminé convirtiéndome en una receptora de DACA. Ahí fue donde me atreví a soñar.

–Logré obtener préstamos y a encontrar un mejor trabajo que me permitió pagar la matrícula de la universidad y otros gastos. De esa manera fue como logré obtener mi licenciatura en contabilidad, comprar un carro y obtener una vida próspera.

–Hoy sé que con Dios no existe ningún imposible porque mi vida antes era un caso imposible.

Testimonio Guadalupe Isidro.