Noticias | - 4:45 pm
Si Noemí fue un ejemplo de fe, Rut lo fue de fidelidad. Sus palabras para Noemí retrataban el carácter de la mujer virtuosa. Su origen pagano no consiguió cegar su corazón a un entendimiento sensato. Fue esa misma sensatez lo que la hizo descubrir la diferencia entre servir al Dios Vivo o servir a los dioses de palo, piedra y metal.
En este mundo caótico, hay muchas personas inteligentes y de buena formación cultural que, a pesar de eso, no han sido despertadas, sino que, al contrario, parece que su cultura las hace más ciegas e insensatas, hasta el punto de no conseguir descubrir la diferencia entre lo real y lo irreal, lo que está vivo y lo que está muerto.
En una ocasión, cuando el Señor Jesús visitó a las hermanas de Lázaro, aconteció que mientras Marta se preocupaba con las cosas de la casa, María estaba sentada a los pies del Señor oyendo sus enseñanzas. Marta se aproximó al Señor y le dijo:
“Señor, ¿no te da cuidado que mi hermana me deje servir sola? Dile, pues, que me ayude. Respondiendo Jesús, le dijo: Marta, Marta, afanada y turbada estás con muchas cosas. Pero sólo una cosa es necesaria; y María ha escogido la buena parte, la cual no le será quitada» (Lucas 10:40-42).
¡Fue justamente esta la elección de Rut! Ella decidió tomar la buena parte porque fue sabia. Tuvo entendimiento para discernir lo mejor… Más tarde recogió los frutos de su fidelidad, pues se casó con un pariente de su suegra, y fue la abuela de Isaí, y bisabuela del rey David.
La historia de Noemí y sus dos nueras deja clara una cosa: que Dios da la oportunidad a todos para hacer su elección.
Continuará…
Libro: El Perfil de la Mujer de Dios
Autor: Obispo Edir Macedo
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