La bestia que sube de la tierra Parte II

Solamente alguien con autoridad sobre todas las religiones podría realizar tal hecho. Es eso lo que los dos cuernos de la segunda bestia representan: la unión del poder político, que viene del control de la economía mundial, y el poder religioso, que viene por el control de todas las religiones del mundo. El falso profeta tiene apariencia del cordero, pero habla como dragón. Es decir, le transmitirá a la humanidad la imagen de un hombre manso, santo y humilde; sin embargo, sus intenciones serán las más terribles y crueles que se pueda imaginar.

Esta imitación descarada de los elementos, símbolos y personajes divinos es una de las armas preferidas de Satanás. El engaño es un comportamiento típico de los falsos profetas. Pero Dios usa incluso eso para probar nuestra fe y fidelidad. Las personas creerán devotamente en las señales del falso profeta. Será una inclinación espiritual inconsciente, pero no inocente, sobre la cual Pablo escribió:

Cuya venida es conforme a la actividad de Satanás, con todo poder y señales y prodigios mentirosos, y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, porque no recibieron el amor de la verdad para ser salvos. Por esto Dios les enviará un poder engañoso, para que crean en la mentira, a fin de que sean juzgados todos los que no creyeron en la verdad, sino que se complacieron en la iniquidad (2 Tesalonicenses 2:9-12).

El rechazo de la verdad y el placer en la iniquidad (pecado, injusticia) son responsables por la ceguera espiritual y, consecuentemente, por la pérdida de la salvación. Quien rechaza la verdad y la santidad, rechaza a Jesús y a Su Espíritu. El destino de quien rechaza la verdad será el mismo destino reservado al diablo, el padre de la mentira. (A menos que haya un sincero arrepentimiento y cambio de actitud antes de que sea demasiado tarde.)