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De igual modo, la humanidad perdió muchas dádivas después de que el primer hombre se desvió de la voluntad Divina.
Parte 2
A pesar de eso, Adán y Eva pecaron en el Edén y fueron destituidos de la gloria de Dios y de Sus privilegios. De esa manera, la obra más excelente del Altísimo, creada en rectitud y santidad, se desvió de Su propósito.
“Mira, solo esto he hallado: que Dios hizo rectos a los hombres, pero ellos se buscaron muchas artimañas.”
– Eclesiastés 7:29
De igual modo, la humanidad perdió muchas dádivas después de que el primer hombre se desvió de la voluntad Divina. A partir de entonces, alienado de su Señor, el ser humano perdió la semejanza con Él, y el pecado fue deformando la imagen Divina en el hombre.
Apartadas de la comunión con el Creador, las personas se degeneran, infringen principios, petrifican su conciencia y se vuelven vulnerables al mal.
Por eso, vemos en las Escrituras fariseos y escribas sin ninguna sensibilidad espiritual con relación a Dios y a su prójimo, aunque fueran eximios practicantes de la religión y convencidos de su propia justicia.
Ellos actuaban de manera totalmente opuesta a lo que los Mandamientos Divinos enseñaban. Solo se concentraban en reparar su conducta exterior, para tener una buena reputación humana, pero poco les preocupaba su semejante.
Al mirar a esos religiosos, el Señor Jesús no veía hombres, sino sepulcros blanqueados. Como decían nuestros abuelos: “por afuera, bella viola; por dentro, pan rancio”.
Al ser hipócritas y pasar una falsa imagen de personas buenas, los escribas y fariseos eran, para Dios, como sepulcros que, externamente, parecen bellos, pero, interiormente, albergan restos mortales en descomposición (Mateo 23:27).
De esa forma, los bellos mantos usados por ellos para hacer oraciones, el lenguaje piadoso, los extensos rezos y los muchos ayunos escondían maldad, codicia, injusticia, avaricia, y tantos otros actos perversos que aquellos religiosos practicaban y que eran totalmente condenados por la Ley Divina.
Si aún no ha leído la primera parte, ingrese en el siguiente link: Parecidos a Dios Parte 1
Mensaje substraído de: El Oro y el Altar (autor: Obispo Edir Macedo)
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