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Los actos ultranacionalistas marcan la ceremonia de despedida de la hija de uno de los ideólogos del Kremlin, asesinada el sábado 20 de agosto.
La última despedida de Daria Dugina, asesinada en plena carretera a las afueras de Moscú con una bomba adosada a su coche, se convirtió el pasado martes en un acto a favor de la victoria rusa sobre Ucrania.
Durante el funeral, toda la atención recayó en Alexander Dugin, padre de Darina y filósofo del Kremlin. “¡Porque ella murió por el pueblo! ¡Por Rusia, por el frente!”, dijo con la voz rota, y remarcó que su muerte ha sido “el precio más alto, que debe ser pagado y puede que sólo lo justifique la victoria. Nuestra victoria”.
La investigación oficial no solamente ha señalado a Ucrania como autora del atentado sino también a Estonia, al que Rusia acusa ahora de proteger terroristas. Según el Servicio Federal de Seguridad ruso (FSB), la autora material del asesinato de Dugina, de 30 años, es una ciudadana ucraniana. “La ejecutora es Natalia Pavlovna Vovk, nacida en 1979 y que llegó a Rusia el 23 de julio de 2022 junto con su hija Sofía Mijailovna Shaban, nacida en 2010″. Según el espionaje ruso, “Vovk y su hija partieron a través de la región de Pskov hacia Estonia”. El FSB ha detallado que esa mujer supuestamente alquiló un piso en Moscú y utilizó un coche modelo Mini Cooper con diferentes matrículas para vigilar a su objetivo. Tras el asesinato de Dugina, siempre según el FSB, la supuesta autora del crimen y su hija salieron de Rusia a través de la frontera con Estonia.
Mientras tanto, la muerte de Dugina ha servido de combustible para el ultranacionalismo ruso, y amenaza con complicar aún más la salida a la guerra en Ucrania, la situación de sus ciudadanos en Rusia, y las relaciones con los países bálticos.
El atentado ha elevado la tensión, aún más si cabe, en una guerra. “La embajada de Estados Unidos insta a los ciudadanos estadounidenses a abandonar Ucrania a través de los medios de transporte terrestres disponibles si son seguros”, han advertido autoridades diplomáticas en un comunicado.
Desde Tallin, capital de Estonia, se acusa a Rusia de urdir una intriga en su contra. “Estonia considera una provocación la declaración del FSB. No vamos a añadir más”, dijo su ministro de Exteriores Urmas Reinsalu, en declaraciones recogidas por la agencia rusa Interfax. La tensión con Tallin se había elevado en las últimas semanas después de que la nación báltica decidiera prohibir la entrada de rusos con visado Schengen concedida por la propia Estonia por sus fronteras a partir del 18 de agosto.
La excepción son los rusos con visado estonio de larga duración, diplomáticos o los que tienen visado de otro país de la Unión Europea. Estonia forma parte del bloque del resto de naciones bálticas, junto a Polonia y República Checa que abogan por impedir la entrada de ciudadanos rusos al bloque comunitario. A ellos se oponen Alemania, Francia y países de gran afluencia turística como Grecia y Chipre. “Estonia busca restringir la capacidad del Estado agresor para mantener una vida internacional ordinaria, tanto a nivel estatal como ciudadana”, recogía el comunicado de las autoridades en Tallin al anunciar la medida.
Fuente Consultada: elpais.com
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