Noticias | - 4:25 pm
Los voluntarios del proyecto Ángeles de la Noche se reunieron para llevar comida física y espiritual en las calles de la capital rusa.
Dos labores sociales realizadas en el mismo día sirvieron recientemente a los indigentes en la capital rusa, Moscú. Voluntarios del proyecto Ángeles de la Noche se reunieron en un espacio de recepción provisto por el gobierno, un lugar propicio para servir comida durante el día y la noche, y salieron a las calles a distribuir sopa, pan y té. Este fue una forma de ayudar a paliar el hambre y el frío, especialmente en esta época del año de frío intenso y temperaturas negativas en el país.
Ambas labores se llevaron a cabo el pasado 23 de febrero (día festivo en Rusia; Día del Defensor de la Patria), cuando los termómetros de la ciudad apuntaron a -14.8°F (-26° Celsius) con la sensación térmica de llegando a -32.8°F (-36°Celsius). Durante la jornada, los voluntarios atendieron a decenas de personas. El espacio provisto por el gobierno cuenta con mesas, bancos y el apoyo de agentes de seguridad. Debido al frío en la capital rusa, las personas indigentes buscan comida caliente en estos lugares.
“Estas labores son muy relevantes, ya que demuestran el compromiso de la iglesia con la sociedad. Por supuesto, los beneficiarios son aquellos que viven en condiciones precarias. Por lo tanto, el trabajo del proyecto es sumamente importante en este escenario. Evidentemente, observando todas las medidas sanitarias (en la lucha en contra de la pandemia), como el uso de la mascarilla y el gel de alcohol, para proteger a todos”, dijo el pastor Allan Bideev, quien siguió las labores del proyecto.
Amor al prójimo acompañado con actitudes
Por la noche, el grupo se dirigió a la región de la terminal de autobuses, trenes y del metro ‘Yarolsavski Vacsal’. Es este lugar, decenas de personas sin hogar busca un lugar para resguardarse de las bajísimas temperaturas y también recibir un plato de comida caliente. En la oportunidad, además del té y el pan, comieron una comida tradicional del país, llamada ‘borsh’, una sopa que se suele preparar con remolacha y de un fuerte color rojo.
“Estamos cumpliendo lo que el Señor Jesús nos envió cuando dijo, “Tuve hambre y me disteis de comer…” (Mateo 25:35). Esto es lo que estamos haciendo, de hecho, Él haría en nuestro lugar. El amor al prójimo debe ir acompañado de actitudes. Logramos ver la gratitud en los rostros de estas personas”, comentó el voluntario Peter Andrianov.
Alimento para el alma
Este trabajo social se realiza quincenalmente. Además de la comida, los voluntarios proporcionan a las personas folletos sobre las reuniones de fe en la Universal y copias de la Biblia. La gente suele reaccionar con gran alegría porque, además del alimento físico que calienta del frío, reciben el alimento para el alma que es la Palabra de Dios.
“La mayoría ya ha perdido toda la esperanza en la vida. Entonces, cuando nos acercamos a estas personas con la Palabra de Dios, se les da la oportunidad de cambiar sus vidas. Porque, como dijo nuestro Señor Jesús, “El espíritu es lo que da vida, la carne no aprovecha; las palabras que os digo son espíritu y son vida” (Juan 6:63), mencionó el obispo Gilcimar Toborda, responsable del trabajo de evangelización de la Universal en Rusia.
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