La Justicia de Dios

Si pudiésemos registrar un orden cronológico de las atribuciones o cualidades de Dios, ciertamente, tendríamos que considerar, en primer lugar, a Dios y Señor de la Justicia. La propia Escritura apunta a la base del Trono de Dios:

«Justicia y juicio son el cimiento de tu trono; misericordia y verdad van delante de tu rostro» (Salmo 89:14).

Todo aquel que leyó o lee la Sagrada Biblia, desde Génesis hasta Apocalipsis, puede sentir la manera por la cual Dios hace sus juicios, es decir, como Él actúa, sus acciones y reacciones con su criatura; y, en todo eso, se puede constatar un Señor perfectamente justo, en Su manera de ser y actuar. Dios es un Dios justo, y, por eso mismo, Él odia la injusticia, así también como nosotros la odiamos. Además, creemos que esta es la razón principal de por qué muchos tienen la oportunidad de ser salvos, simplemente, debido al odio a la injusticia y por hambre y la sed de justicia que poseen. El Señor Jesús dijo:

«Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados» (Mateo 5:6).

Solamente aquellos que tienen el carácter predispuesto a la justicia es que son hartos. Y esta hartura es exactamente la salvación por la fe en el Señor Jesucristo.

¿Qué es la Justicia de Dios?

Justicia es una virtud o cualidad que consiste en la perfección de lo que es derecho, correcto o legal. Cuando se propone una justicia dentro de este parámetro, solamente podremos encontrar exclusividad de justicia, perfectamente justa e imparcial, en el propio Dios, que es la personificación de la justicia. De hecho, si el ser humano desea encontrar una definición propia para el Señor, ya sea por el carácter divino mostrado por las acciones de Dios o incluso por las propias experiencias con Él, sin ninguna duda, se empieza por la justicia.

Fuente: El Carácter de Dios (autor: Obispo Edir Macedo)

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