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La justicia de Dios rechazada por los judíos

El carácter de Dios

 Parte 1

El apóstol Pablo, escribiendo a los cristianos de Roma dice:

«Hermanos, ciertamente el anhelo de mi corazón, y mi oración a Dios por Israel, es para salvación. Porque yo les doy testimonio de que tienen celo de Dios, pero no conforme a ciencia. Porque ignorando la justicia de Dios y procurando establecer la suya propia, no se han sujetado a la justicia de Dios; porque el fin de la ley es Cristo, para justicia a todo aquel que cree» (Romanos 10:1-4).

¿Qué significa esto, sino que los judíos desconociendo la justicia de Dios, aunque con mucho celo y cuidado, han procurado guardar toda ley que Moisés les dio, sin conseguir cumplirla toda? Sin embargo, perdieron la visión de los propósitos de Dios, con respecto a la justificación por la fe en el Señor Jesucristo, pues como está escrito:

«He aquí que aquel cuya alma no es recta, se enorgullece; mas el justo por su fe vivirá» (Habacuc 2:4).

«Y que por la ley ninguno se justifica para con Dios, es evidente, porque: El justo por la fe vivirá; y la ley no es de fe, sino que dice: El que hiciere estas cosas vivirá por ellas» (Gálatas 3:11-12).

Pero, pregunto yo, ¿Cuál fue el judío que durante toda su carrera aquí en la tierra consiguió cumplir toda la ley? Es cierto que, si alguien consiguiese cumplir todos los mandamientos menos uno de la ley ya no serviría para ser justificado delante de Dios. Esta es la principal razón por la cual el Señor Jesús vino al mundo, con el fin de que cumpliese toda la ley, y así pudiese servir como salvador de la humanidad, pues:

«Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu» (Gálatas 3:13-14).

Los judíos sinceros quieren ser justificados delante de Dios, pero cometen un grave error, porque desean conseguirlo por la obediencia a su ley religiosa, olvidándose de que por Ley nadie fue, ni será justificado. Como ejemplo, tenemos al padre de la nación de Israel, Abraham, que según la Biblia creyó en el Señor, y eso le fue imputado como justicia (Génesis 15:6).

Ante lo expuesto, hay que preguntarse: ¿Cuáles fueron, entonces, los propósitos de la ley? Ella sirvió de freno contra los pecados más groseros, conforme a 1 Timoteo 1:9-10. La ley también muestra el pecado de todos los hombres como está escrito:

«Ya que por las obras de la ley ningún ser humano será justificado delante de él; porque por medio de la ley es el conocimiento del pecado» (Romanos 3:20).

Además de todo eso, la ley es una clara demostración de la justicia de Dios en relación a los hombres, sirviendo como base del propio Derecho Humano.

 

Fuente: El Carácter de Dios (autor: Obispo Edir Macedo)

 

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