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Momento de familia
La familia se puede reconstruir
Tan pronto como creó al hombre, Dios le dio a la mujer como compañera para formar una familia porque vio que no era bueno para él estar solo (Génesis 2:18). La mujer, sin embargo, no solo sería una simple compañera para él, sino la auxiliadora adecuada. Entonces Dios los bendijo y dijo que debían multiplicarse para dominar la Tierra. En ese momento nació uno de los proyectos más importantes del Creador: la familia. Ella es la base de la sociedad y el matrimonio es su principio.
Por lo tanto, si las familias son atacadas, la sociedad también se ve afectada. Así que, podemos ver que la mayoría de los problemas que se viven actualmente comienzan en los núcleos familiares. Y, la mayoría de las veces, la familia se «enferma» porque su fundamento, que es el matrimonio, se ha debilitado.
Vemos que la institución familiar se ha vuelto blanco de los ataques del mal desde hace mucho tiempo. Y, en consecuencia, está siendo destruida. Las ideas y conceptos que se oponen a la familia están siendo difundidas en masa, erosionando así los valores, principios y estructuras familiares. Y cualquier ideología que se oponga al concepto original de la familia también se opone a quien la diseñó, es decir, al propio Dios.
Por eso, actualmente mucha gente está sufriendo: porque no ven la paz en sus hogares. Muchos padres ven a sus hijos dominados por los vicios, las esposas ven a sus maridos salir con sus amantes, las parejas viven en una guerra. Pero ¿cuál es la mejor forma de luchar por la preservación de la familia y la transformación de sus miembros? La respuesta está en aliarse con Aquel que creó a la familia. Después de todo, solo Él sabe cómo arreglar lo que creó. Y el cambio total comienza con la transformación de cada miembro del mismo.
La familia, un proyecto de Dios
En su libro El perfil de la familia de Dios, el obispo Edir Macedo explica que el proyecto original de Dios era hacer una familia perfecta en la Tierra. Así como Él es perfecto. La creación del hombre y la mujer, Adán y Eva, se estableció para que los dos se completaran en un solo cuerpo y produjeran hijos perfectos, todo para Su gloria. El diablo, sin embargo, los tentó y, en consecuencia, dejaron de someterse a la Palabra de Dios para someterse al diablo.
El resultado de esto es lo que vemos a lo largo de la existencia de la humanidad, generación tras generación: «un mundo perdido y lleno de distorsiones con relación a la creación Divina. Tenemos una sociedad egoísta, egocéntrica y malvada», escribió el obispo.
Pero, enfatizó que esto no significa que la sociedad se pierda definitivamente y que no haya posibilidad de que las familias se reconstruyan. Para ello, es necesario que Aquel que los creó sea parte de ella, comenzando por su base: la pareja.
«El amor puro y verdadero de pareja solo es posible cuando hay, en la vida de cada uno, la Presencia de Dios, porque de Él viene el amor. Cuando no hay Dios, no hay amor, y si no hay amor, no puede haber comunión entre la pareja y mucho menos paz. Los hijos nacen de la convivencia de la paz y el amor y son herederos de todo lo vivido por sus padres. En definitiva, la felicidad de la pareja depende de la relación que el marido y la mujer tengan con Dios y la vida de los hijos depende de la felicidad de los padres», explicó el obispo Macedo.
¿Se siente triste y preocupado? Escuche y acompañe junto a su familia el siguiente mensaje de fe junto con la oración en favor de usted
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