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Se iba a fiestas donde el vicio le quedaba al alcance de sus manos
Antes de llegar a la Iglesia Universal, la vida de César Valencia estaba completamente destruida, él considera haber comenzado con el pie izquierdo, puesto que había decidido casarse con una persona a la que en realidad no amaba. Estaba con su cónyuge en búsqueda de algún beneficio, pero esto en el fondo le terminaba dejando amargo sabor de boca.
Había sumergido su vida en los vicios cayendo en el abismo de las drogas, César Valencia se iba de casa y pasaba noches asistiendo a fiestas donde tanto el alcohol como los estupefacientes le quedaban al alcance de sus manos. A la hora de ser confrontado por su pareja debido a su ausencia en el hogar, él prefería actuar en defensiva y convertir los reclamos en discusiones cíclicas sin fin.
La actitud de César Valencia estaba alcanzando sus límites, debido a que cada día que pasaba se tornaba más tensa y peligrosa la situación con sus impulsos violentos, llegando incluso a arremeter de manera física contra su esposa. Sabía que estaba tocando fondo cada vez que veía en el rostro de sus hijos el pánico que les causaba verlo actuar de tal manera.
A César Valencia le dolió mucho saber cómo su actitud estaba afectando a sus hijos así que consideró que era tiempo de cambiar para siempre, pero le costaba, puesto que siempre se veía tentado a permanecer en ese mundo que tanto daño le estaba haciendo a su familia.
César Valencia aprendió que no había nada oculto que terminara saliendo a la luz, y que su problema principalmente era que no estaba siendo una persona consciente de sus acciones. Tomó con certeza la decisión de entregar su vida a la fe y comenzar su camino hacia la liberación de aquellas cadenas que lo mantenían prisionero.
Hoy en día César reconoce que, aunque no fue fácil, gracias a la orientación recibida por la palabra de Dios, logró romper las cadenas que lo mantenían atado y no le dejaban disfrutar en pleno con su esposa e hijos.
Testimonio César Valencia.
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