Noticias | - 10:41 am


En el Altar, no es aceptada ofrenda defectuosa

Un sacrificio perfecto es resultado de una fe pura delante de Dios.

En el Altar, no es aceptada ofrenda defectuosa

Un sacrificio perfecto es resultado de una fe pura delante de Dios. Del mismo modo, un sacrificio imperfecto procede de una mala relación con Él y de una fe fingida.

Quien realmente está en la fe tiene temor con relación a lo que ofrece en el Altar del Todopoderoso. Esa persona sabe que Él no acepta ofrenda impura. Pero quien anda en falsedad es capaz de afrontar al Altísimo con palabras y actitudes, como los sacerdotes de la época de Malaquías hicieron al responder al llamado Divino: “¿En qué Te hemos deshonrado?”(Malaquías 1:7).

Incluso después de ser reprendidos por Dios, a causa de los animales ciegos, lisiados, destrozados y enfermos que sacrificaban en el Altar, aquellos sacerdotes no reconocían su culpa. Para ellos, era como si el Señor estuviese exagerando en Sus comentarios. Solo faltaba que dijeran que Dios estaba equivocado, y ellos en lo correcto. Mientras el Señor los llamaba al arrepentimiento y a la sinceridad, aquellos hombres insistían en continuar en la desobediencia y en la hipocresía.

Algo muy interesante para mencionar es que no faltaba ofrenda sobre el Altar. El problema era otro mucho más grave: le daban al Altar aquello que este no debía recibir y, de esa manera, aquellos que eran encargados directamente de honrar el Nombre del Altísimo lo profanaban.

El “pan inmundo” (Malaquías 1:7) colocado sobre el Altar era una referencia a las ofrendas de animales imperfectos que eran sacrificados en el Templo todos los días.

En aquella época, existía el concepto de que los sacrificios eran “alimento” para el Señor, pues aquella era una forma de alabanza y adoración a Él. Sin embargo, ¿cómo Dios siendo Puro y Santo, podría deleitarse con ofrendas impuras?

Además de eso, la exigencia de integridad y excelencia de los animales (Levítico 22:20-22; Deuteronomio 15:21), se debía, sobre todo, al hecho de que la ofrenda presentada a Dios simbolizaba, tal como hoy, al Señor Jesús, el Cordero Santo y Perfecto.

Mensaje substraído de: El Oro y el Altar (autor: Obispo Edir Macedo)

Si usted tiene una pregunta o le gustaría una orientación: Contáctenos

Si usted le gustaría añadir su nombre y el de su familia en el libro de oración: Libro de Oración

Regrese a la página principal: Página Principal