Noticias | - 3:31 pm
Cuando hablamos de internet oscuro, nos referimos a una parte de internet a la cual no se puede acceder a través de los medios habituales, a todo lo que no sale en Google, a sitios web que no están conectados a motores de búsqueda y exigen el uso de otros navegadores.
De acuerdo con el informe sobre la amenaza del crimen que elabora anualmente la Interpol, en las profundidades menos accesibles de la red, la denominada “darknet” o “dark web”, se comercia con todo lo malo: drogas, armas, explosivos, datos y tarjetas de crédito robadas, software malicioso, productos y divisas de contrabando y documentos falsificados.
Todo lo que vemos en Google, en la superficie de la web, sería un 4% del iceberg, la “deep web” supone un 90% y la “dark web” constituye el 6% restante.
Tiene un nombre fascinante, que evoca túneles infinitos llenos de asesinos y traficantes. Sin embargo, sería mejor que se llamara el cuarto oscuro de Internet, allí se esconden unos dos millones de personas que se conectan a unas 100,000 páginas, según datos de Tor Project, que es el navegador principal para entrar en la “dark web”.
La navegación por la “dark web” es más lenta y menos fiable, un lugar donde esconderse y comunicarse y en el que nadie sepa desde dónde navegas ni qué visitas. Es útil para criminales, pero también lo usan ciudadanos de países donde la comunicación online está vigilada.
El objetivo en la “dark web” es esconderse, se crea un foro o página y no se permite verlo a nadie que no tenga la dirección. Ningún buscador puede trazarlo, flota suelto en el ciberespacio. El criminal crea la página para luego compartirla, teniendo como objetivo vender u ofrecer algún tipo de mercancía, pero los agentes encubiertos son buenos disfrazados de malos. Por ejemplo, entre los 42 miembros de un foro de pornografía infantil puede haber varios policías, con su papel perfectamente elaborado durante meses de trabajo de investigación. Una vez dentro del foro, la dark web complica la identificación de cada uno de los miembros, trazar la identidad hasta una IP fiable a menudo requiere investigar fuera de la red, son operaciones largas, se sospecha de alguien y se estudian sus movimientos en la vida real para ver si está conectado a la misma hora que su alias online. Es un modo de confirmar o descartar.
“Cuando entras y lo ves no agrada. Tienes las expectativas altas y crees que al entrar te van a ofrecer matar a tu vecino, pero no. Entras, funciona lento, es feo y la mitad son engaños”, aclaran las autoridades policiales.
Según las tendencias de búsqueda en Google, el interés por la “dark web” ha ido creciendo paulatinamente en todo el mundo.
Fuente consultada: elpais.com
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