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El bautismo en el Espíritu Santo (Parte 2)

Cuando alguien es bautizado con el Espíritu de Dios, recibe inmediatamente el aliento de Dios en su vida, para luchar y vencer en cualquier tipo de batalla.

El bautismo en el Espíritu Santo (Parte 2)

(Parte 2)

Cuando alguien es bautizado con el Espíritu de Dios, recibe inmediatamente el aliento de Dios en su vida, para luchar y vencer en cualquier tipo de batalla. El Espíritu Santo pasa a coordinar nuestras acciones de tal forma que jamás dejamos lugar para ser afligidos por el diablo. Nos volvemos ilimitados en las realizaciones de la voluntad de Dios.

Amigo lector, si usted desea ser bautizado con el Espíritu Santo, preste atención a estas palabras escritas por la señora Gordon Lyndsay:

“¿Cómo puede ser alguien lleno del Espíritu Santo? Comencemos por el pasaje pentecostal más citado de las Escrituras: Hechos 2:4: “Y fueron todos llenos del Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.” ¿Quién comenzó a hablar? Algunos responden que el Espíritu Santo, pero esto no es lo que dice la Escritura. Lea el versículo nuevamente. Dice que todos ellos comenzaron a hablar. Cierto hombre objeto: “Si yo soy el que habla, entonces es la carne la que habla”. Exactamente. Mientras usted tenga un cuerpo mortal será la carne la que habla. Cuando usted se vaya al cielo no precisará hablar más en lenguas. Es aquí donde está lo sobrenatural: “según el Espíritu les daba que hablasen.”

Si usted tuviese que pensar en las palabras que fuera a pronunciar, no habría nada de sobrenatural. Es el Espíritu quien las concede.

Después que usted haya expulsado de su mente todo pensamiento extraño, concentre su oración al Señor y, por fe, comenzará a pronunciar esas palabras que están en su corazón. Usted no las entenderá, pero eso no importa. No tenga temor de su voz, pues las palabras le parecerán extrañas. Al principio sonarán como las palabras de un niño cuando está comenzando a hablar. En Isaías 28:11 dice: “Porque en lengua de tartamudos, y en extraña lengua hablará a este pueblo.”

No espere más y pronúncielas con seguridad. Diga lo que Dios le ha puesto en su corazón. Respire profundo y comience a hablar en lenguas, pues, si usted es salvo, debe acordarse que Cristo está en su vida. Colosenses 2:9 nos dice: “Porque en él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad.”

Crea que tiene el Espíritu Santo. No debe quedarse esperando que Dios haga alguna otra cosa por usted.

Cuando alguien habla algún idioma, hace uso de la lengua, los dientes y las cuerdas vocales. Usted debe actuar de la misma forma al hablar en lenguas extrañas.

He visto a muchas personas que quieren ser bautizadas por el Espíritu Santo, pero están en una tensión nerviosa. ¡Los labios se paralizan y no pueden hablar ni en su propia lengua!

Descanse en el Señor. Relaje sus músculos y observe el hermoso movimiento del Espíritu en su vida. Ah, otra cosa, si usted sabe algún otro idioma conocido, sólo podrá hablar uno sólo a la vez. Si cuando usted está buscando el bautismo insiste en seguir usando su lengua natal, podrá orar hasta el día del Juicio Final que no hablará en otra. Por eso, alabe al Señor durante algunos minutos hasta sentir el movimiento del Espíritu Santo en su alma. Cese entonces de hablar en su propia lengua y comience, por fe, a hacerlo en lengua desconocida. Al obedecer usted a la infusión del Espíritu Santo, tendrá su alma inundada de gran alegría por gracia del Espíritu Santo, pues la Biblia dice que “los discípulos estaban llenos de alegría y del Espíritu Santo” (Hechos 13:52). Esa misma alegría la podrá sentir el mismo día en el que reciba al Espíritu, o días después, cuando aprenda a someterse a Él”.

¿Qué lugar es mejor para recibir el Espíritu Santo? La mayoría de las personas lo reciben en la iglesia, ya que en este lugar es donde la presencia del Señor provee una atmósfera adecuada para la actitud de alabanza y adoración. Esto no quiere decir que usted no lo pueda recibir en otro lugar. Un hombre me contó que lo recibió en el coche, y su alegría fue tan grande que lo detuvo en medio del tráfico y comenzó a saltar lleno de gozo. Otro, en cambio, lo recibió mientras se afeitaba. Otro, cuando estaba acostado. Algunas personas nos han escrito que lo recibieron en la cárcel. Una señora, mientras lavaba los platos. Los 120 en el Cenáculo, cuando estaban sentados en el aposento alto (Hechos 2:2).

Amigo, Dios no tiene ninguna preferencia en particular, ni por la postura del cuerpo ni por un lugar determinado, a la hora de recibir el Espíritu Santo.

Si aún no ha leído la primera parte, ingrese en el siguiente link: El Bautismo en el Espíritu Santo (Parte 1)

Mensaje substraído de: En Los Pasos de Jesús (autor: Obispo Edir Macedo)

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