Noticias | - 9:54 am


Cómo llegar al Altar

Aquel que quiera que sus ofrendas tengan valor delante del Todopoderoso tendría que, con humildad, corregir la relación con su semejante; caso contrario, ni el sacrificio ni la oración serán aceptados por Dios.

Cómo llegar al Altar

Aquel que quiera que sus ofrendas tengan valor delante del Todopoderoso tendría que, con humildad, corregir la relación con su semejante; caso contrario, ni el sacrificio ni la oración serán aceptados por Dios.

Para explicar mejor esa relación entre la ofrenda y nuestra conducta con nuestro prójimo, vamos a analizar cada fragmento de lo que es dicho en los versículos 23 y 24 del capítulo 5 de Mateo.

“Si estás presentando tu ofrenda en el Altar”. La palabra ofrenda aquí se refiere a las ofrendas establecidas en la Ley Mosaica, inclusive la ofrenda voluntaria.

Se refiere también a la ofrenda de vida que constantemente el siervo de Dios presenta en el Altar por medio de su entrega y disposición para Su Obra.

“Y allí te acuerdas que tu hermano”. En general, el ser humano tiene la tendencia de acordarse, e incluso de guardarles rencor, a aquellos que lo hirieron o lo perjudicaron, pero difícilmente se acuerda de aquellos que fueron ofendidos por él.

Al decir que debemos recordar a nuestro hermano, el Señor Jesús propone un examen introspectivo sobre cómo ha sido nuestra relación con nuestro semejante.

El siervo de Dios puede trabajar mucho en la Obra, pero, si al mismo tiempo en el que es trabajador, es injusto e implacable con aquellos que están a su alrededor, su ofrenda es detestable al Señor.

“Tiene algo contra ti”. Camino al Altar, si el ofrendante recordara haber discutido con alguien o haberle provocado dolor y perjuicio a su semejante, inmediatamente debería tener la iniciativa de acercarse a esa persona para reconciliarse.

El fundamento para esta enseñanza es que ninguna ofrenda, culto o adoración a Dios, hecha con un corazón lleno de enojo y odio, tiene valor espiritual, justamente porque es mentiroso aquel que dice que ama a Dios y odia a su hermano (1 Juan 4:20).

Vale resaltar con este Texto también que el ser humano será juzgado no solo por sus actitudes, sino también por suspensamientos y deseos, por eso la exhortación:

“Por tanto, arrepiéntete de esta tu maldad, y ruega al Señor que si es posible se te perdone el intento de tu corazón” (Hechos 8:22).

Por lo tanto, al hablar de “algo” que nuestro semejante pudiera tener contra nosotros, y nosotros contra otros, el Señor Se refería tanto a las acciones externas, que son vistas por los hombres, como a los secretos escondidos en el corazón, como las malas intenciones, el odio y el deseo de venganza, entre otras cosas ocultas a los ojos de las personas, pero conocidas por Dios.

“Deja tu ofrenda allí delante del Altar”. Eso no quiere decir que la ofrenda no es importante; ¡al contrario! Esta fue instituida por Dios para hacer que el ser humano se aproxime a Él. No obstante, el Señor Jesús dijo que, debido a la santidad de ese acto, es necesario que la persona arregle sus cosas primero, pues en el Altar no puede ser ofrecida una ofrenda defectuosa. El Altar es santo y no santificará a los sacrificios de aquellos que tienen consciencia de sus pecados, pero no quieren arrepentirse ni cambiar de vida.

“Y ve, reconcíliate primero con tu hermano”. La reconciliación debe involucrar no solamente un pedido de disculpas, sino también un esfuerzo por parte de aquel que está arrepentido para que la cuestión se resuelva. En los casos en los que hay perjuicios, le corresponde a quien sufrió el daño tener su pérdida reparada. Vemos esa actitud en Zaqueo, que se dispuso a restituirles cuatro veces más a aquellos que fueron robados por él (Lucas 19:8).

“Y entonces ven y presenta tu ofrenda”. Ahora, con las manos limpias de la injusticia y con el corazón lavado de la maldad, el ofrendante puede entregar su ofrenda en el Altar. A su vez, el Altar la recibe, y Dios honra al ofrendante.

Continuara…

Mensaje substraído de: El Oro y el Altar (autor: Obispo Edir Macedo)

Si usted tiene una pregunta o le gustaría una orientación: Contáctenos

Si usted le gustaría añadir su nombre y el de su familia en el libro de oración: Libro de Oración

Regrese a la página principal: Página Principal