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Las promesas de Dios no se cumplen automáticamente, sino que se tienen que conquistar por medio de la manifestación de la fe...
Las promesas de Dios no se cumplen automáticamente, sino que se tienen que conquistar por medio de la manifestación de la fe para tomar posesión de lo que está prometido. Absolutamente nada de lo que acontece es casualidad o accidental. Desde el día que alguien toma la decisión de buscar de Dios y de la salvación, el propio Espíritu Santo trabaja en el interior de la persona, por medio de la Palabra de Dios, sembrando en la mente y en el corazón.
Si una persona cree en esta Palabra es porque Él dio la fe para que exista esta creencia y no forma parte de la voluntad propia de la persona o por el simple hecho de ser buena. Aún un delincuente, Dios puede proveerle esta Fe y Gracia. Pero, Dios requiere la manifestación de la fe porque, a medida que es manifestada, ella crece aún más.
Al manifestar la fe, se logra salir de una situación a otra. La persona logra probar de los Milagros Celestiales, cual es el cumplimiento de la voluntad y de los planes de Dios en su vida. Esto no se limita a las respuestas de las plegarias hechas en contra de los problemas enfrentados.
Es natural que el ser humano viva afanado con los problemas terrenales y cotidianos, pero Dios quiere manifestar Su Gloria y Su Grandeza en la vida de todos. Él anhela, como prometió en Su Palabra, que cuando la persona recibiera el Espíritu Santo, se tornaría en testigo de la Manifestación de Sus Grandezas.
En el libro de Hecho capítulo 2 habla sobre el día donde los apóstoles y los seguidores del Señor Jesús se tornaron en testigos de Sus Grandezas, al recibir el Espíritu Santo. Cuando hablaban, eran palabra de adoración y honra hacia Dios y no palabras de negatividad o problemas. Cuando se vive esta fe y se lucha para ver el cumplimiento de Su Palabra y de las Promesas, es evidente la manifestación de Su Calendario Profético, que se encuentra en la Propia Biblia.
Así como el ser humano ha creado su calendario, existen también los calendarios espirituales, uno divino y otro diabólico. Por ejemplo, muchos han perecido a consecuencia de los planes establecido por el maligno. En el libro de Apocalipsis habla sobre los demonios que salieron a destruir a la humanidad a un tiempo determinado.
Otro ejemplo es, como está escrito en el libro de Éxodos, es cuando el ángel de la muerte se manifestó en Egipto, pero no pudo tocar en aquellos que tenían la protección divina que fue revelada a Moisés y Aarón. Aunque ellos estaban en dominio de Faraón, ellos obedecieron al mandato de Dios y colocaron sus vidas a la voluntad de Él, siguiendo el plan divino establecido para Su pueblo.
A partir de aquel momento que el pueblo se sometió a los Planes de Dios, dio inicio a un nuevo comienzo y a una nueva vida a comparación a la vida que vivieron en la esclavitud. Para Dios no existe día, mes, año, noche ni constricción de tiempo. ¡Dios es ETERNO! Por este motivo, es importante colocarse en Su Calendario para un cambio en su vida, ver la Manifestación de las Grandezas y las Promesas cumpliéndose en su vida.
“Bienaventurado el hombre que teme al Señor y en sus mandamientos se deleita en gran manera. Su descendencia será poderosa en la tierra…”(Salmo 112).
Mensaje de fe del Obispo Clodomir Santos
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