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Seamos bellas con sentido común. En definitiva, ninguna mujer quiere ser comparada con un hocico de cerdo.
BELLEZA SIN SENTIDO. Intenta imaginar un cerdo saltando en el barro con un anillo de oro en el hocico. ¡Difícil! ¿No? Pero es exactamente, así como la Biblia describe a la mujer que no es discreta (lee Proverbios 11:22). Difícil de aceptar, pero es verdad. La discreción es definida en el diccionario como la cualidad de quien es reservado, comedido y no revela los secretos de otros. En otras palabras, la capacidad de discernir entre lo que es bueno o no para decir y hacer.
Muchas mujeres no se dan cuenta de lo importante que es la discreción para su propia reputación. Intentan mostrar mucha bondad y gentileza, pero, cuando llega el momento de ser discretas, no lo consiguen. Fácilmente cotillean sobre las personas, critican a los demás y hablan sobre asuntos personales con personas que nada tienen que ver con ellas, además de hacer chistes con personas equivocadas, en el momento equivocado y con las palabras equivocadas. Otras sufren porque no consiguen mantenerse en el lugar debido. No se dan cuenta de lo ridículo que es encontrar una mujer gritando o hablando alto con los demás, coquetear con hombres comprometidos y ser grosera en público con las personas queridas. Sin olvidarnos de aquéllas que son indiscretas en la manera de vestir, como si sus cuerpos fuesen el centro de deleite para todos los hombres. Tales mujeres son bonitas, pero, debido a la manera de hablar y de sus actitudes, su belleza se vuelve, simplemente, vana. Es semejante a los escándalos que se oyen sobre una persona muy famosa: Cada vez que esa persona aparece en la televisión, rápidamente viene a la memoria el último escándalo en el que se envolvió. La imagen que se tenía de ella, queda rápidamente manchada. Debido a su falta de discreción, su belleza ya no es apreciada.
Ser discreta también significa evitar meterse en problemas. Piensa en ello. Vamos a usar los ejemplos que ya tenemos:
Seamos bellas con sentido común. En definitiva, ninguna mujer quiere ser comparada con un hocico de cerdo.
Continuará…
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Autor: Cristiane Cardoso
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