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Dios nunca dice que las esposas deben ser tratadas como esclavas y jamás despreció a los seres humanos
¿TIENE LIMITES LA SUMISION? ¿Si tu marido no te permite tener amigos, debes simplemente someterte a esa imposición? ¿Si vive pidiéndote que solicites un préstamo, pero nunca ayuda a pagarlo, tienes que sujetarte a ese trastorno? ¿Si tu marido te hiere físicamente, te obliga a trabajar y a hacer todo el trabajo doméstico, aun así, tienes que someterte? ¿Si te obliga a quedarte sola en tu habitación siempre que recibe a sus amigos en casa simplemente porque no quiere que los veas, tienes que aceptar? Esas preguntas me las envió una mujer que parece ser una esposa muy triste y frustrada. Debido al gran número de e-mails semejantes, me quedé pensando hasta qué punto una esposa debe sujetarse al marido. Creo que es hora de escribir algo sobre el asunto.
Someterse al marido es una tarea casi siempre muy difícil, especialmente si él no se parece en nada a nuestro Señor Jesús. Sin embargo, un marido incrédulo, es decir, no cristiano, necesita que su mujer sea lo suficientemente cristiana como para que él llegue a convertirse en un hombre de Dios algún día. Es necesario que él vea algo en su esposa diferente a todas las demás mujeres del mundo. ¿Qué diferencia mujer sea lo suficientemente cristiana como para que él llegue a convertirse en un hombre de Dios algún día? Es necesario que él vea algo en su esposa diferente a todas las demás mujeres del mundo. ¿Qué diferencia es ésa? ¿Será su amor? Creo que no, porque muchas mujeres incluso morirían por amor. ¿Qué tal su belleza? ¿Su amistad? Tampoco. ¡Eso cualquiera puede ofrecerlo! La diferencia es la sumisión. En la realidad, ninguna mujer en el mundo consigue ser sumisa a menos que viva según la Palabra de Dios. Ahora bien, eso no significa que la esposa deba someterse hasta el punto de hacerse daño, perder su fe o, incluso, destruir a su propio marido. Hay límites respecto a la sumisión de la esposa en relación a su marido – y lo digo no para ir contra la Palabra de Dios, sino para aplicarla íntegramente.
Dios nunca dice que las esposas deben ser tratadas como esclavas y jamás despreció a los seres humanos. Él no es un Dios cruel que desea que hagamos algo para hacernos daño o morir. Tenemos que conocerlo para que podamos entender Su Palabra. Él creó la mujer para ser la auxiliadora del hombre. Si tu marido te hiere físicamente, es tu deber ayudarlo buscando consejo profesional – lo que puede significar denunciarlo a la policía y haciéndoles saber que tu vida está o ha estado en riesgo. Puede incluso parecer que actuando de esta forma lo estarás perjudicando, pero, la verdad es que esto va a ayudarlo a cambiar. Imagina por un instante que tú no quieres buscar ayuda profesional y que él continúa agrediéndote hasta que, un día, te mate. ¿No sería eso mucho peor? Imagina ahora que él no trabaja y tú te ves forzada a sustentar la casa. Mira bien que, si él no estuviera trabajando debido a una situación que está fuera de su control, entonces, es tu deber ayudarlo de la forma que puedas; sin embargo, si él no estuviera trabajando por mera comodidad, tú no le estarás ayudando en nada pagando las cuentas y proveyendo sustento a la familia, ¿o sí? ¡Para con esa cosa absurda! Deja que la brevedad de sus recursos le coloque en una inevitable y desesperada situación que lo fuerce a buscar trabajo. Tenemos que someternos, pero no debemos ser tontas hasta el punto de destruir a nuestros maridos o nuestra fe en Dios. Sométete a nuestros maridos o nuestra fe en Dios. Sométete solamente si es para ayudar; en caso contrario, tu sumisión puede destruir todo por completo.