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Por más doloroso que sea pasar por esa experiencia, un divorcio puede ser rico en detalles reveladores sobre usted mismo y la otra persona. Analizar las verdaderas razones, especialmente las más profundas por las cuales la relación no funcionó, es un aprendizaje crucial que usted debe tener. “Quien no conoce la historia está destinado a repetirla” — y eso también se aplica a los que se casan nuevamente después de un divorcio.
Cada divorcio es único y las razones varían, pero algunas son muy comunes. ¿Fue una incompatibilidad que existía desde el principio, a la cual usted se hizo ciega? ¿Usted se casó a causa de la belleza y la atracción sexual que sentía por su esposa, porque ella era la muchacha más linda de su círculo social? ¿Ideó a un marido perfecto, un modelo que él nunca pudo alcanzar? ¿Alguno de los dos nunca pudo cortar el cordón umbilical y ponía a su familia de origen por encima del cónyuge? ¿No lograron acompañar y adaptarse a los cambios personales y del matrimonio, como su madurez como persona y la llegada de los hijos? ¿Hubo traición? ¿Cómo y por qué llegó a eso?
Usted necesita tener una comprensión real de lo que sucedió y cuál fue su contribución al problema. Cuanto mejor entienda dónde se equivocó, aunque crea que el mayor culpable fue el otro, más preparado estará para desarrollar nuevas habilidades y no equivocarse de nuevo.
Por eso enfatizamos que usted no debe apresurarse a querer casarse de nuevo inmediatamente después de haberse divorciado. Los matrimonios realizados en el rebote de un divorcio tienden a fracasar más fácilmente. Los hombres son particularmente propensos a cometer ese error, porque tienen mucha dificultad para acostumbrarse a vivir solos después de un matrimonio. En la búsqueda de llenar la falta de una compañera, de alguien que los cuide, se casan rápidamente con otra. Las mujeres también hacen eso, pero normalmente por cuestiones económicas o por carencia afectiva. Alguien que apareció en su vida, la escuchó y la trató bien en el momento de mayor dolor y rechazo, puede ser erróneamente proyectado como un excelente y mejor sustituto del ex. Tenga cuidado. Lo prudente es esperar, por lo menos, de uno a dos años después de un divorcio antes de considerar una nueva relación.
Entrar a un nuevo matrimonio sin analizar cuidadosamente no es la cura para un divorcio. Puede ser un error peor que el primero. Pero entienda que “esperar” no significa cruzarse de brazos y esperar que el tiempo pase. Haga su tarea para el hogar. Aprenda las lecciones. Y no se apresure — principalmente si ese divorcio dejó hijos.
Continuará…
Libro: Noviazgo Blindado
Autor: Obispo Renato y Cristiane Cardoso
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