Noticias | - 2:58 pm
Apocalipsis
Estos ancianos representan a los vencedores (los salvos) de antes y de después del sacrificio del Señor Jesús. Note que se encajan en la descripción de los vencedores que el Señor Jesús les dio a las siete iglesias:
El número veinticuatro es representativo de la suma de la Antigua y de la Nueva Alianza: las doce tribus de Israel y los doce apóstoles, representando a la Iglesia. No significa que son individuos nombrados, como, por ejemplo, los doce hijos de Israel y los doce apóstoles. Significa solo que representan a los salvos de todas las épocas, como un todo, de toda tribu, lengua, pueblo y nación.
En la visión de Daniel, él vio “que se establecieron tronos”, pero hasta entonces estaban vacíos. Ahora Juan ve los tronos ocupados, pues el pueblo de Dios ya fue llamado hasta Él y recompensado. Esta visión de Juan indica que, antes de la Gran Tribulación, la Iglesia (representada por los ancianos) ya estaba arrebatada y reunida alrededor de su Señor antes de los terribles acontecimientos que vendrán sobre la Tierra en el final de los tiempos.
El mayor significado aquí está en la posición que los ancianos ocupan directamente alrededor del Trono de Dios. Ellos no solo recibieron su salvación y el privilegio de servir directamente a Dios, sino también autoridad para gobernar, simbolizada por los tronos que ocupan y por las coronas en sus cabezas.
En el Apocalipsis, estos dos temas son recurrentes: la vida eterna de los vencedores como familia de Dios y su reinado con Cristo en la nueva Tierra. ¡La recompensa para los salvos será mucho más de lo que podemos imaginarnos!
Continuará…
Libro: La Tierra va a Prenderse Fuego
Autor: Obispo Renato Cardoso
Si le interesa lea también: Los veinticuatro ancianos (parte 1)
Ubique la Universal más cercana a usted: Direcciones
Si usted tiene una pregunta o le gustaría una orientación: Contáctenos
Si usted le gustaría añadir su nombre y el de su familia en el libro de oración: Libro de Oración
Regrese a la página principal: Página Principal
Alimente su espíritu, leyendo mensajes de fe para su edificación espiritual: Viviendo por la fe
