Noticias | - 1:52 pm
La Biblia no da muchas informaciones con respecto a la virgen María. Sólo se sabe que era alguien muy especial, es decir, una virgen, no sólo en el sentido físico, sino también en el sentido espiritual.
Además, cuando hay virginidad espiritual, la virginidad física es una consecuencia. El Espíritu Santo no escogería una joven sólo porque ella nunca tuvo contacto con un hombre; además de eso, debería de tener un carácter de mujer de Dios. El rey Salomón dijo: “Mujer virtuosa ¿quién la hallará?” (Proverbios 31:10).
Es verdad que esa mujer virtuosa es algo difícil de hallar, especialmente para el hombre carnal, pero no para el Creador. Él conoce perfectamente cada ser humano, antes incluso de haber sido engendrado en el vientre materno. María fue una joven bienaventurada, digna de ser escogida para servir de instrumento al Espíritu de Dios, con el fin de concebir al Salvador. El ángel Gabriel la saludó, diciendo: “¡Salve, muy favorecida! El Señor es contigo; bendita tú entre las mujeres… No temas, porque has hallado gracia delante de Dios” (Lucas 1:28-30).
Todas las veces que Dios quiere realizar algo grande y notable, escoge ciertas personas para ese propósito. Cuando creó a Adán y Eva, Su objetivo era tener hijos a través de ellos. El Señor Dios quería que ellos se multiplicasen en la tierra, la sujetasen y la dominasen. Por eso, Él les bendijo. Sin embargo, todo eso fue destruido por la desobediencia del matrimonio.
El Espíritu Santo escogió a la virgen María, para que a través de ella naciese el Redentor del ser humano; el cual restituiría la imagen de Dios. A partir de Su sacrificio realizado en la cruz del Calvario y de Su resurrección, nació la Iglesia. Esta Iglesia, una vez purificada y santificada, serviría como Su instrumento para concebir verdaderos hijos de Dios. El Señor Jesús es como el novio Adán y la Iglesia es como la novia Eva. De esta unión nacieron los verdaderos hijos e hijas de Dios. Fue justamente esa gloria del Señor Jesús que el apóstol Juan vio en el cielo, cuando escribió:
“Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra” (Apocalipsis 5:9-10).
Continuará…
Libro: El Perfil de la Mujer de Dios
Autor: Obispo Edir Macedo
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