El período de cura

Terminar una relación requiere un período de cura. Y durante ese tiempo, usted tendrá que evitar relaciones sentimentales.

Cuando sale de una relación en la que usted amaba mucho a la persona, la separación puede parecer como la amputación de un miembro de su cuerpo o como la muerte de alguien cercano. El dolor y la falta no deben ser subestimados. Es común que la persona tenga trastornos alimenticios, que no pueda dormir y que incluso piense que la vida no tiene más sentido.

Terminar una relación requiere un período de cura. Y durante ese tiempo, usted tendrá que evitar relaciones sentimentales. Existen personas que saltan de una relación a otra con tanta frecuencia que se vuelven cínicas, endurecidas. No se dan cuenta de cuán perjudicial es tener el corazón partido tantas veces. Simplemente juntan los pedazos, los pegan de nuevo y van a la próxima relación. Pero las rajaduras todavía están allí. Y en esa condición, ¿cómo puede salir bien el próximo noviazgo?

Si acabó de salir de una relación, o aún se está recuperando de una, usted necesita un período de cura y también necesita encontrar un final apropiado para la misma.

No es una nueva relación lo que va a curarlo de la anterior. Las personas que hacen eso crean un ciclo nocivo, no maduran, no mejoran como persona y nunca curan la herida.

Una gran lección sobre cómo curar las heridas del pasado puede obtenerse de la conocida historia de la liberación del pueblo de Israel de Egipto.

Los hebreos amargaron el fin de una relación con los egipcios que había comenzado muy bien, pero terminó terriblemente mal. Durante más de cuatro siglos fueron esclavizados y reducidos prácticamente a meros animales de carga. Las heridas eran profundas.

Cuando Dios envió a Moisés para liberarlos, una de las órdenes expresas que Él les dio a los hebreos fue la de que ellos deberían dejar atrás no solamente a Egipto, sino a todo lo que habían aprendido y vivido allí. Las costumbres, los ídolos egipcios, las actitudes y los pensamientos de esclavos — todo eso lo tenían que dejar atrás. Solo así iban a poder ser curados y se iban a poder convertir en una gran nación, comenzar una nueva historia.

Si usted quiere curar sus heridas y traumas dejados por sus relaciones anteriores, tiene que hacer lo mismo.

No basta haber dejado la relación. Necesita dejar todo lo que aún lo relaciona a la misma. Sí, aprenda las lecciones necesarias, pero deseche lo que no le sirve más. Las antiguas costumbres, como concurrir a los mismos lugares que su ex, podrán tener que ser abandonadas. Si su ex era como un “ídolo” en su vida, necesita derribarlo de los altares que creó para él o ella — borrar fotos, sacar los contactos de la agenda y de las redes sociales, tirar a la basura o vender cualquier regalo que aún le traiga recuerdos, en fin, hacer una limpieza general. No lleve nada más de esa persona con usted. ¡Salga de Egipto!

Pero no basta con salir de Egipto. Tiene que sacar a Egipto de adentro de usted también. Claro que la cura interior es más difícil y lenta, pero comienza con la exterior.

Recuerdo a un amigo cuya esposa batalló durante muchos años contra el cáncer. Estuvo al lado de ella hasta el fin, cuando lamentablemente falleció. Recibí la noticia de su muerte a la noche y a la mañana fui a su casa a visitarlo. Me sorprendí al llegar. Ya había sacado de su casa todas las fotos de su esposa — cuadros, portarretratos — y también había juntado su ropa para donarla a una institución de caridad. Al principio pensé que eso había sido un acto de indignación o enojo. Pero él estaba increíblemente tranquilo y lúcido. Y me explicó: “Ella ya se fue. Finalmente está en paz. Ahora soy yo quien necesita volver a vivir”.

Un tanto radical para muchos, pero desde el punto de vista de lo que era mejor para su estado emocional, no hay dudas de que hizo lo correcto.

Su vida no puede terminar cuando termina una relación.

La limpieza exterior facilita y acelera la cura interior.

Una vez eliminadas las cosas externas, usted salió de Egipto. Ahora necesita sacar a Egipto de adentro suyo, que son los pensamientos, los recuerdos que tocan las heridas. No gaste tiempo con ellos. Cuando vengan a la mente, cambie de inmediato de canal. Piense en otra cosa. Fuércese a volver al presente.

Una cosa que puede ayudarlo es conversar con alguien de su confianza y con la capacidad de aconsejar y oír sin juzgar. Alguien como Moisés, que pueda acompañarlo durante ese período de desierto. Quizás uno de sus padres, un amigo, su pastor u otra persona capaz en la iglesia — pero nunca alguien del sexo opuesto que ofrezca, aunque sea, la mínima posibilidad de involucrarse sentimentalmente. Usted no necesita un dolor de cabeza más en este momento…

Continuará…

Libro: Noviazgo Blindado

Autor: Obispo Renato y Cristiane Cardoso

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