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“Se le concedió hacer guerra contra los santos y vencerlos. Y se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Adorarán a la bestia todos los que moran en la tierra, cuyos nombres no han sido escritos desde la fundación del mundo en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado. Si alguno tiene oído, que oiga. Si alguien es destinado a la cautividad, a la cautividad va; si alguien ha de morir a espada, a espada ha de morir. Aquí está la perseverancia y la fe de los santos”. (Apocalipsis 13:7-10).
La existencia y la acción del mal en el mundo, a veces, llevan a muchos a preguntarse si Dios realmente existe y, si existe, por qué no le pone un fin a todo el sufrimiento. El libro de Apocalipsis nos muestra no solamente el origen del mal, sino también que Dios pone límites en su actuación. Lo vemos claramente aquí en el capítulo 13, donde todo lo que hace la bestia que sube del mar le fue permitido, tanto en la esfera de acción como de tiempo: “y se le dio autoridad para actuar durante cuarenta y dos meses” (versículo 5). Si Dios no impidiera el mal, ya no restaría vida humana en la Tierra. La real pregunta que nadie quiere hacer es: ¿por qué el ser humano, aun sufriendo tanto, prefiere vivir lejos de Dios? No es posible disfrutar de la protección de Dios y al mismo tiempo querer vivir lejos de Sus caminos… Allí está la verdadera razón del sufrimiento de las personas.
Pero el Apocalipsis también nos muestra la salida. Desde la fundación de la Tierra, Dios está registrando nombres para la salvación en el Libro de la Vida. (Note que los que adorarán a la bestia serán aquellos cuyos nombres no están en este libro.)
El término “libro de la vida” aparece ocho veces en el Nuevo Testamento- siete de ellas en el Apocalipsis. He aquí una de las principales, justamente en el final:
Y vi los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios. Los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida. Y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras. El mar entregó los muertos que había en él, y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos, y fueron juzgados cada uno según sus obras. La muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Ésta es la muerte segunda. El que no se halló inscrito en el libro de la vida, fue lanzado al lago de fuego. (Apocalipsis 20:12-15).
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