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Yo sé que suena horrible decir que usted es un "producto", pero, por supuesto, estamos hablando en sentido figurado
Yo sé que suena horrible decir que usted es un “producto”, pero, por supuesto, estamos hablando en sentido figurado. Todo ser humano es producto de una combinación enorme de factores. Y es un hecho que algunas personas nos atraen y otras nos repelen.
El primer paso para un buen marketing personal es convertirse en una persona genuinamente atrayente, alguien que otro alguien quiera cerca — un “producto” irresistible.
La primera vez que oí hablar de Renato fue a través de mi madre. Ella lo vio en una reunión y de inmediato pensó en mí, pues era mi tipo y tenía los mismos objetivos: un joven pastor moreno, alto y bonito. Pero, por supuesto, eso no era suficiente. Entonces mi madre buscó saber más con su responsable, que era nuestro amigo en común. “Renato es un muchacho serio, temeroso de Dios y muy buen pastor”, fue lo que ella oyó, en resumen. Fue por ese informe positivo que ella lo consideró para futuro yerno.
Renato era un “producto” de primera. Por eso llegaron a mí buenas informaciones de él, y me interesó él sin nunca haberlo visto.
Quién usted es determina lo que usted hace. Y lo que usted hace determina su reputación. Su reputación es su mejor o peor marketing personal. Quien lo conoce es quien mejor lo puede evaluar. Es fácil escribir en su perfil de Facebook que usted trabajó en ese lugar, estudió en aquel y le gusta esto o aquello. La cuestión es: ¿qué tipo de empleado fue o es en aquella empresa? ¿Cómo lidia con los problemas? ¿Qué tipo de hijo o hija es usted? ¿Por qué y cómo terminó su última relación?
Cuando nuestro amigo en común me habló de Cristiane, yo no estaba buscando a alguien. Pero lo que él me dijo me llamó la atención: “Es una muchacha que sigue a Dios de verdad, tiene excelentes principios. Quien se case con ella va a ser muy realizado”. Yo nunca había visto a Cristiane, excepto por una foto en blanco y negro muy antigua y desteñida que apareció una vez en la revista de la iglesia. Más tarde también me encantaría por su belleza, pero al principio lo que oí sobre ella despertó mi interés. Era mucho más que un bello envase. Hasta hoy, lo que más admiro en ella es este contenido verdadero, que rebosa carácter, pureza y fe — cosas que la hacen atractiva no solo para mí, como esposa, sino para miles de otras personas que han sido tocadas por su trabajo.
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