Noticias | - 4:43 pm
Y vi otra señal en el cielo, grande y maravillosa: siete ángeles que tenían siete plagas, las últimas, porque en ellas se ha consumado el furor de Dios. (Apocalipsis 15:1).
Esta otra “señal del cielo, grande y maravillosa” que Juan vio consiste en una presentación de la última serie de juicios sobre la Tierra. A pesar de todo lo que haya sucedido hasta aquí, la población restante en el mundo verá cosas peores cuando, finalmente, el furor de Dios concluya. Juan vio dos escenas: (1) el cántico de los victoriosos sobre la bestia y (2) los siete ángeles con las siete copas.
El cántico de los victoriosos
Vi también como un mar de cristal mezclado con fuego, y a los que habían salido victoriosos sobre la bestia, sobre su imagen y sobre el número de su nombre, en pie sobre el mar de cristal, con arpas de Dios. Y cantaban el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo: ¡Grandes y maravillosas son tus obras, oh Señor Dios, Todopoderoso! ¡Justos y verdaderos son tus caminos, oh Rey de las naciones! ¡Oh Señor! ¿Quién no temerá y glorificará tu nombre? Pues solo tú eres santo; porque todas las naciones vendrán y adorarán en tu presencia, pues tus justos juicios han sido revelados. (Apocalipsis 15:2-4).
Ya habíamos encontrado anteriormente ese mar de cristal, pero ahora está mezclado con fuego, lo que significa que el furor de Dios está cerca de ser derramado. Los victoriosos sobre la bestia también ya fueron citados previamente son los que se negaron a inclinarse delante de la bestia y su sistema, y por eso perdieron sus vidas. Aquí aparecen junto al mar de cristal cantando el “cántico de Moisés”, lo que nos remite inmediatamente al gran libramiento de Israel al cruzar el Mar Rojo, dejando a Faraón y a los egipcios atrás. Es una canción de victoria, de quien escapó de las garras del feroz enemigo, dejado atrás enfáticamente derrotado. Como los hebreos fueron librados por la sangre del cordero en los umbrales de sus puertas en Egipto, los santos de la Gran Tribulación vencieron a Satanás, a la bestia y al falso profeta por la sangre del Cordero, el Señor Jesús. Por eso los mártires cantaban el cántico de Moisés y también el cántico del Cordero del Antiguo Testamento y Nuevo Testamento, Ley y gracia, unidos en un solo propósito: la salvación de los que creen. Por eso cantan “todas las naciones vendrán y adorarán en Tu presencia”. No hay preconcepto ni favoritismo con Dios. Todos los que manifiesten la fe en Él reciben la oportunidad de la salvación.
La muerte de los mártires dará la impresión de haber sido derrotados por el Anticristo, pero, en realidad, saldrán victoriosos porque no negaron su fe, a pesar de toda la tortura física y espiritual que sufrieron.
Contraste esto con aquellos cristianos cobardes de hoy, abatidos delante de cualquier pequeña prueba. Muchos de esos “cristianos de paja” piensan que Les hacen un gran favor a Dios por “creer” en Él. Una mínima decepción ya es suficiente para evaluar si continúan o no en la iglesia. Vendrán días en los que no tendrán derecho ni siquiera de creer en el Señor Jesús, ¡mucho menos de ir a la iglesia! Entonces, su evaluación será otra: perder la vida en este mundo para ganar la eterna o perderla por toda la eternidad.
Palabra fiel es esta: Que, si morimos con Él, también viviremos con Él; si perseveramos, también reinaremos con Él; si le negamos, Él también nos negará. (2 Timoteo 2:11-12).
Continuará…
Libro: La Tierra va a Prenderse Fuego
Autor: Obispo Renato Cardoso
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