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La primera trompeta amplía la destrucción del cuarto sello, de una cuarta parte a una tercera parte de la Tierra, catástrofes con incendios causados por lluvias de granizo, con fuego y sangre.
“El primero tocó la trompeta, y vino granizo y fuego mezclados con sangre, y fueron arrojados a la tierra. Se quemó la tercera parte de la tierra, la tercera parte de los árboles y toda hierba verde.” (Apocalipsis 8:7). La primera trompeta amplía la destrucción del cuarto sello, de una cuarta parte a una tercera parte de la Tierra, catástrofes con incendios causados por lluvias de granizo, con fuego y sangre. Esta escena nos remite a la séptima plaga que cayó sobre Egipto en la época de Moisés. Ya sucedió antes, y sucederá de nuevo. El daño es principalmente sobre los árboles y la agricultura. Si ya había hambre antes, ¡imagínese las enormes consecuencias económicas de la pérdida de tierras agrícolas y pastos! La humanidad nunca apreció las bendiciones de Dios en la naturaleza, rehusándose a devolverle solo el 10% a Él. Ahora sufrirá el daño.
Tres trompetas más
El segundo ángel tocó la trompeta, y como una gran montaña ardiendo en fuego fue precipitada en el mar; y la tercera parte del mar se convirtió en sangre. Y murió la tercera parte de los seres vivientes que estaban en el mar, y la tercera parte de las naves fue destruida. El tercer ángel tocó la trompeta, y cayó del cielo una gran estrella, ardiendo como una antorcha, y cayó sobre la tercera parte de los ríos, y sobre las fuentes de las aguas.
Y el nombre de la estrella es Ajenjo. Y la tercera parte de las aguas se convirtió en ajenjo; y muchos hombres murieron a causa de esas aguas, porque se hicieron amargas. El cuarto ángel tocó la trompeta, y fue herida la tercera parte del sol, y la tercera parte de la luna, y la tercera parte de las estrellas, para que se oscureciese la tercera parte de ellos, y no hubiese luz en la tercera parte del día, y asimismo de la noche. (Apocalipsis 8:8-12).
En los cuatro primeros sellos, los cuatro jinetes marcharon, uno inmediatamente después del otro, en rápida sucesión. De manera semejante, aquí, los cuatro ángeles tocan las cuatro primeras trompetas una detrás de la otra. Pero, esta vez, el impacto de esos juicios es mucho más devastador. Un tercio de cosas cruciales para la supervivencia es destruido: la vegetación y la agricultura, la vida marina, las embarcaciones marítimas, el agua potable y la luz del día y de la noche. Aparentemente, Dios usa aquí partes de Su propia creación para mostrarle al ser humano su rebeldía.
“Aun la cigüeña en el cielo conoce sus estaciones, y la tórtola, la golondrina y la grulla guardan la época de sus migraciones; pero Mi pueblo no conoce la ordenanza del Señor” (Jeremías8-7).
Toda la naturaleza está sujeta y obedece a las leyes naturales establecidas por Dios. Los científicos quedan perplejos porque el Universo entero sigue las mismas leyes. Y esas leyes nunca cambian. Son tan constantes que podemos ajustar nuestros relojes con exactitud basándonos en eventos naturales, e incluso saber cuando necesitamos adicionar un día más en el calendario, en años bisiestos (cuando febrero tiene 29 días). No se sabe (científicamente) por qué el Universo es tan organizado. Pero nosotros, que somos de la fe, lo sabemos: toda la naturaleza obedece a la voz de Dios.
El ser humano es la única parte de la creación que no se somete a las leyes del Creador. Durante los juicios de las siete trompetas, la propia naturaleza se rebelará contra el hombre. Muchas fuentes de alimentos serán destruidas; la distribución de mercadería por vía marítima será debilitada; el abastecimiento de agua potable será severamente reducido; la luz del día será reducida y las noches serán más oscuras (pues el brillo del Sol, de la Luna y de las estrellas será limitado). Así, la producción será drásticamente afectada por días más cortos, y las noches más largas resultarán en un aumento en la delincuencia como jamás fue visto.
Pero lo peor aún estará por venir:
“Entonces miré, y oí volar a un águila en medio del cielo, que decía a gran voz: ¡Ay, ay, ay, de los que habitan en la tierra, a causa de los toques de trompeta que faltan, que los otros tres ángeles están para tocar! – Apocalipsis 8:13.
Un “ay” para cada una de las próximas tres trompetas… ¿Cómo las cosas pueden empeorar aún más? Recuerde: el Apocalipsis es un aviso de las cosas que están por venir. Si usted permanece como un simple habitante de la Tierra, tiene toda la razón en preocuparse por estas profecías. Pero, si se torna en un ciudadano del Reino de los Cielos, su única preocupación será esparcir el Evangelio por todo el mundo para que las personas tengan por menos una chance de recibir la salvación.
Continuará…
Libro: La Tierra va a Prenderse Fuego
Autor: Obispo Renato Cardoso
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