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Dios siempre estuvo a su lado solo que era él quien ignoraba su presencia
Durante muchos años Pascual Díaz le pidió a Dios con mucho ahínco que lo ayudara a vencer los aspectos negativos que envolvían en una turbulencia tanto a su vida como la de su familia, que lo ayudara a vencer, pero se decepcionaba al ver los días transcurrir y sentir que su vida seguiría estancada. Se sentía desesperado puesto que, tras nacer su segundo hijo, este padeció una severa enfermedad que lo afligió por mucho tiempo hasta acabar con la vida de su bebé.
La muerte de su hijo causó en Pascual Díaz y su pareja un gran resentimiento, la experiencia los había marcado de tal manera que no sabían cómo lidiar con el trauma y dolor de la pérdida de su hijo. Su relación con su esposa se comenzó a deteriorar, ambos se culpaban mutuamente por haber hecho lo suficiente para tratar de salvarlo, las agresiones verbales comenzaron a formar parte de la rutina.
Comenzó no solo a tomar sino también a usar drogas puesto que creía que tomando esta actitud auto destructiva lograría olvidar esa pérdida que tanto dolor le causaba, pero seguía sumergido en una depresión que no lo dejaba dormir.
Pascual Díaz atravesaba diversos tormentos espirituales que lo estaban consumiendo poco a poco, haciendo que este incluso fuera perdiendo los deseos de seguir viviendo, consideraba estar siendo una carga para su familia por lo que voces en su cabeza lo incitaban a quitarse la vida puesto que quizás de esa forma dejaría de ser una carga para su familia.
Pascual reflexionó y decidió tratar de retomar su fe con Dios esta vez visitando la Iglesia Universal para que Él lo ayudara y desde el primer momento en el que puso un pie dentro supo que estaba en el lugar correcto, que Dios siempre estuvo a su lado solo que era él quien ignoraba su presencia. Hoy en día reconocer con orgullo que se salieron las lágrimas el día que recibió en su marchito corazón al Espíritu Santo.
Testimonio Pascual Díaz.
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