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El valor de una mujer – parte 1
Una vez me pregunté por qué Dios me había hecho mujer. Pensaba que los hombres eran más importantes y esto me molestaba mucho. Me acordé de los errores que cometía regularmente y que los hombres nunca cometen. Clamé a Dios con mi corazón lleno de amargura, cuestionando la injusticia de todo esto, entonces Él me reveló mi verdadero valor como mujer. Leyendo sobre la creación de Eva, percibí que Dios la creó para ser alguien especial, y no solamente otro ser para estar en medio de Su creación. ¡Él la creó con sus propias manos!
Después de crear al hombre y a los animales, Dios sentía que Su creación aún estaba incompleta. Fue después de haber creado a Eva, que: vio Dios que todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera” (Génesis 1:31). La mujer completó la creación de Dios. Su valor a los ojos de Dios era tan grande que ordenó al hombre que dejase su propia familia para unirse a ella y tratarla como si estuviese cuidando de su propio cuerpo. Si la mujer no fuese tan importante, ¿por qué el hombre necesitaría dejar a las personas que más ama por ella? La mujer podría simplemente convertirse en un miembro más de su familia, con el único propósito de cuidar de él.
¡No hay razón para sentirse desvalorizadas!
Aunque el Señor Jesús vino a este mundo en una época en la que las mujeres no eran valoradas en nada, Él les prestó especial atención. Podemos darnos cuenta del cuidado de Jesús cuando habló a una prostituta que acababa de ser sorprendida en adulterio y, también cuando elogió a una mujer que lavaba Sus pies con perfume.
La verdad es que nosotras, mujeres, no tenemos ninguna razón para sentirnos desvalorizadas o inferiores a nadie. Dios mostró eso claramente a través “de Sara, Ester, Ruth y muchas otras mujeres, a quienes Dios juzgó dignas de mencionar en Su Palabra. Dios hizo a la mujer para ser única. Su amor maternal no se puede sustituir y su belleza es exclusiva. Ella es la luz de su casa: Si está enferma o de viaje, su casa se queda oscura. Ella consigue transformar un viejo apartamento en un “hogar, dulce hogar”. ¡Su dulzura puede incluso hacer que una flor se abra! Es interesante percibir que la mujer que se queda viuda consigue vivir sola durante el resto de su vida, pero eso raramente sucede con el hombre que se queda viudo. El hombre solamente está completo cuando tiene una mujer de Dios a su lado.
Continuará la próxima semana…
Autor: Cristiane Cardoso.
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