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Dos veces hijo del infierno (Parte 1)

Si ya es difícil imaginar a una persona ciega espiritualmente conduciéndose rumbo a la Salvación, ¡imagínese, entonces, a un ciego poniéndose en la posición de guía de otros ciegos!

Dos veces hijo del infierno (Parte 1)

(Parte 1)

“¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas!, porque recorréis el mar y la tierra para hacer un prosélito, y cuando llega a serlo, lo hacéis hijo del infierno dos veces más que vosotros.” (Mateo 23:15).

Si ya es difícil imaginar a una persona ciega espiritualmente conduciéndose rumbo a la Salvación, ¡imagínese, entonces, a un ciego poniéndose en la posición de guía de otros ciegos! Por cierto, todos se precipitarían juntos al abismo, porque nadie allí estaría apto para conducir a quien quiera que sea al Cielo. Sin embargo, era de ese modo que sucedía con los escribas y fariseos.

Cuando el Señor Jesús dijo: “…recorréis el mar y la tierra para hacer un prosélito”, Él citaba un proverbio común en la época, que mostraba el gran celo misionero que esos maestros de la Ley poseían para convertir a otros a la fe que ni ellos mismos cultivaban.

Los escribas y los fariseos no ahorraban esfuerzos para evangelizar y eran capaces de recorrer largas distancias por tierra y hasta de atravesar el mar para convencer a un extranjero de convertirse a su religión. Todo ese empeño, sin embargo, no tenía como objetivo acercar a aquella persona a Dios. Era para aumentar el número de sus seguidores; tornar a aquel individuo un miembro de su grupo.

Es importante enfatizar que el Salvador no estaba condenando a la evangelización diligente de los gentiles y mucho menos al hecho de que los religiosos no ahorraran esfuerzos en ese trabajo, sino a la intención con la que lo hacían. Muy en su interior, aquel ímpetu para servir a Dios no pasaba de un deseo de causar buena impresión en la sociedad y alimentar sus intereses personales.

Note que el “evangelismo” de ellos era algo muy maligno, al punto de tornarse una amenaza espiritual para toda la comunidad.

Fue el Propio Señor Jesús Quien reveló eso al afirmar que la persona que estaba en las tinieblas se colocaba aún más en las tinieblas cuando aceptaba la “fe religiosa” y las tradiciones de los maestros de Israel. Por lo tanto, todo aquel esfuerzo era inútil, pues el “prosélito”, o nuevo convertido, no era salvo de verdad; por lo contrario, delante del Altísimo, pasaba a quedar en una condición aún peor: se tornaba “dos veces hijo del infierno”.

Eso nos da la siguiente alerta: los hipócritas, dentro de la Obra de Dios, logran hacer hijos espirituales aún más perversos que ellos, gente que se vuelve más llena de malicia, ira y maldad que sus “padres en la fe”. Por ese motivo, las Palabras del Señor Jesús no son blandas.

En ningún momento, Jesús suavizó o encubrió la pésima condición espiritual de Israel, principalmente la de sus líderes religiosos. Las enseñanzas distorsionadas sobre la fe fueron señaladas una por una; la desconsideración para con el Altar y las motivaciones incorrectas de ellos en el trabajo para Dios también.

Continuara…

Mensaje substraído de: El Oro y el Altar (autor: Obispo Edir Macedo)

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