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Porque el amor es la base donde se fundamentan los demás frutos y donde todas las virtudes espirituales se desenvuelven, procuraremos centrarnos más en su estudio.
Porque el amor es la base donde se fundamentan los demás frutos y donde todas las virtudes espirituales se desenvuelven, procuraremos centrarnos más en su estudio.
Básicamente, el amor consiste en querer para los demás aquello que deseamos para nosotros mismos. Es la dedicación al prójimo. Es la disposición del tiempo y energía en favor del prójimo, de la misma manera que si lo fuera para nosotros mismos.
La propia cruz del Señor Jesús fundamenta el amor puro y verdadero. El palo vertical simboliza el amor nuestro hacia Dios y el palo horizontal el amor hacia nuestros semejantes.
En el amor están los dos grandes mandamientos de la Ley de Dios:
“Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. De estos dos mandamientos dependen toda la ley y los profetas”. Mateo 22:37-40.
De ahí que podemos verificar que en el amor existe una relación mutua, mayor que un simple sentimiento de compasión o afecto. En realidad, el amor es definido como el sacrificio de quien ama, sin esperar de la persona amada la respuesta, porque quien ama, lo hace sin ningún interés propio. Creo que podemos definir al amor así: amor es dar.
Mensaje substraído de: En Los Pasos de Jesús (autor: Obispo Edir Macedo)
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