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Cecilia vivía con una sensación constante de estancamiento económico
Durante muchos años, la vida financiera de Cecilia Padilla estuvo marcada por la escasez y la frustración. A pesar de ser una mujer trabajadora, constante y comprometida, sentía que sus esfuerzos no eran recompensados. Mes tras mes, su salario —que apenas alcanzaba el mínimo— se desvanecía rápidamente entre cuentas, gastos básicos y compromisos familiares. No importaba cuánto se esforzara o cuántas horas extras trabajara; el dinero simplemente no rendía.
Cecilia vivía con una sensación constante de estancamiento económico. Veía cómo otros prosperaban, mientras ella apenas sobrevivía. Sin embargo, todo comenzó a cambiar cuando decidió poner en primer lugar algo que antes no consideraba esencial para su economía: la obediencia a la Palabra de Dios.
Ella testifica que fue al comprender los principios bíblicos relacionados con la fidelidad, la siembra, la gratitud y la mayordomía que su mentalidad cambió por completo. Entendió que no se trataba sólo de cuánto ganaba, sino de cómo administraba y qué lugar le daba a Dios en sus finanzas. Empezó a diezmar con fe, a ofrendar con alegría, y a vivir con sabiduría y disciplina financiera.
Hoy, Cecilia afirma que su situación ha mejorado significativamente. Aunque su salario no se ha multiplicado mágicamente, sí ha visto puertas abrirse, deudas cerrarse, oportunidades surgir y, sobre todo, paz en su corazón. Su vida financiera está en avance, no porque haya encontrado un secreto económico, sino porque decidió alinear sus decisiones con los principios divinos. Lo que antes parecía una lucha interminable, hoy se ha convertido en un testimonio vivo de que la obediencia a Dios trae bendición en todas las áreas, incluida la económica.
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