Noticias | - 8:00 am
¿Por qué no fuiste tan grande como Moisés?
Todos nosotros tenemos ventajas y desventajas. Algunos nacieron con un cuerpo escultural, otros con alguna discapacidad. Tal vez usted es una joven que nunca estuvo de novia o una mujer divorciada por tercera vez. Usted puede estar desempleado o tener una empresa que emplea a decenas de personas. Nadie tiene todas las cualidades de la perfección. Por eso, en lo que se refiere a la relación, no importa cuáles sean sus desventajas, usted debe aprender a convertirlas en ventajas y compensarlas. Haga eso enfocándose en lo que usted tiene y no haciéndole gran caso a lo que no tiene.
No sea prejuicioso contra usted mismo. Olvídese de las deficiencias que usted no puede cambiar. Deje de compararse con otras personas que tienen lo que usted no tiene. Note sus cualidades. Maximícelas y obtenga de ellas la autoconfianza que hará de usted una persona atrayente sea cual sea su discapacidad.
Hay una leyenda judía que dice que un rabino llamado Zusya estaba al borde de la muerte en su cama, llorando desconsoladamente. Sus alumnos le preguntaron:
— Maestro, ¿por qué llora tanto?
Él respondió:
— Porque en breve estaré delante del trono del Dios Altísimo y Él me preguntará:
— Zusya, ¿por qué no has sido tan grande como Abraham?
Y yo Le responderé:
— Porque Tú no me hiciste Abraham.
Y Él me preguntará:
— ¿Por qué no fuiste tan grande como Moisés?
Y yo Le contestaré:
— Porque Tú no me hiciste Moisés.
Entonces, Él me preguntará:
— ¿Y por qué no fuiste tan grande como David, al menos?
Y yo Le responderé:
— Porque Tú no me hiciste David.
Pero cuando Él me pregunte:
— ¿Por qué no fuiste tan grande como Zusya?
¿Qué Le responderé?
¡Sea tan grande como Dios lo ha creado para que sea!
.
.
.