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“La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manos la derriba” (Proverbios 14:1).
¿DE MARTE? Si fueras capaz de entender la naturaleza de los hombres, tendrías todo lo que deseas como esposa. ¡Él va a realizar todos tus deseos y a hacerte la mujer más feliz del mundo! ¡El problema es que muchas mujeres piensan que ellos son de Marte! Intenta conversar, pero él no le presta atención; intenta hacerlo entender, pero parece que se negase a verlo. Eso hace que se sienta completamente fuera de su mundo. Es por eso que existen tantos libros sobre este asunto. Las personas intentan de todo, pero no consiguen obtener ningún resultado porque no se trata de psicología o estudio. Es una cuestión de la naturaleza, de cómo fue creado.
En Génesis 2:18-24, puedes leer sobre la creación de la mujer. Adán, no pudiendo esconder la tremenda alegría que sentía, dijo: “Ésta es ahora hueso de mis huesos y carne de mi carne” (Génesis 2:23). Es interesante darse cuenta de que, aunque había sido creada a imagen y semejanza de Dios, la mujer fue sacada del hombre. Esto debería significar algo para nosotras. Si eres madre, naturalmente espero que tu hijo te respete, incluso sabiendo que no tienes respuestas para todas las preguntas. Es absurdo que una madre sea despreciada por los propios hijos. Es ahí donde entra el hombre: ¿Cómo puede su mujer, “hueso de sus huesos” faltarle al respeto? A tus ojos, esto es absurdo. Imagínate siendo hecha para completar a un hombre y, en vez de cumplir tu papel, tú lo apartas de todo aquello que lo hace sentirse especial: su masculinidad, liderazgo y responsabilidad como jefe de familia.
Lo que tu marido tenía en mente cuando se casó contigo era tener a su lado a una persona con la que pudiese compaginar su vida entera. Y lo que probablemente tenías en mente cuando te casaste era tener a alguien que cuidase de ti. Pero, ¿cómo puede él cuidar de ti si no le respetas? ¿Cómo puede ser tu compañero para toda la vida si no consigues aceptar lo que te dice? Un marido cuya esposa no tiene este entendimiento se siente inútil; es como si no estuviese cumpliendo su papel. Muchos salen a buscar algo que pueda aliviar ese peso. Algunos intentan ocupar el tiempo con la musculación, deportes, trabajo, etc. Otros prefieren relacionarse con mujeres que los vean con otros ojos…
Entiendo que a veces es difícil someterse. Yo ya pasé por eso. Me acuerdo de una vez que decidí no decir nada, sabía que él estaba equivocado y que tenía motivos para discutir, pero preferí someterme y dejar que Dios me honrase a través de mi obediencia a Su Palabra. Aquel mismo día, fue como si mi marido me debiese algo, hizo de todo para agradarme y me sentí como una princesa. Si hubiese escogido la opción más obvia no habría sido tan mimada después; al contrario, me habría metido en más problemas y discusiones. Es por eso que la Biblia dice: “La mujer sabia edifica su casa, pero la necia con sus manos la derriba” (Proverbios 14:1).