Noticias | - 4:48 pm
Lo que mueve la mano de Dios hacia nuestra dirección es la sinceridad. Si el mayor pecador del mundo se aproxima a Dios con sinceridad, Él lo escucha y le responde. Por otro lado, la persona puede ser la más religiosa en la faz de la tierra, cumplidora en todos sus deberes en la Iglesia, pero si no es sincera, no habrá respuesta. Cuando ore a Dios, abra su corazón y exponga todo lo que está escondido en su interior, sea lo que sea, incluso porque Él sabe quién es usted. La sinceridad es lo que prueba su humildad.