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Su vida involucionaba en diferentes aspectos de su salud
María Morales solía ser firme ante el mandato de Dios, era una mujer creyente la cual asistía con mucha fe a la iglesia, pero ella sentía que al contrario de lo que ahí se predicaba, su vida involucionaba en diferentes aspectos de su salud. Tras dar a luz a su hijo, comenzó a padecer severas hemorragias que la desgarraban y causaban mucho dolor, estos dolores causados en su vientre eran diagnosticados como cáncer por los médicos, pero los resultados no apuntaban con certeza a ninguna causa posible de aquellos dolores por los que ella estaba atravesando.
Además de tener que lidiar con el terrible estado de salud en el que se encontraba, María Morales también le angustiaba el estado de salud de su hijo, quien apenas acababa de nacer. Su primogénito había nacido con diferentes patologías las cuales no podían ser determinadas por los médicos. El estado de salud de ambos tenía acorralado a su esposo, a quien le frustraba tener que gastar todos los ingresos familiares cada semana en tratamientos para tratar de mantenerlos a ellos saludables.
El esposo de María Morales se encontraba desesperado y frustrado ante la situación económica por la que estaban atravesando, así que decidió emigrar a los Estados Unidos en búsqueda de una vida mejor para su familia. Pero está decisión solo la perjudicó más pues quien fuera su apoyo en todo momento se había separado de su lado.
Su desespero la condujo incluso a practicar con la brujería para pronto darse cuenta de su error, comenzó a ser acosada por un tormento espiritual que solo la debilitada aún más.
María Morales notó cómo la vida de su padre había sido transformada desde que él había comenzado a participar en la Iglesia Universal, así que tomó la decisión de asistir también a la casa de Dios creyendo lo posible. Hoy día gracias a que abrió su corazón con fe y se dejó guiar hacia el sendero de Dios ha logrado no solo ser sanada ella, sino también su hijo y ha logrado juntarlos a todos de nuevo para no solo escuchar sino también vivir las promesas de Dios.
Testimonio María Morales.
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